Escribe (y nos duele) CARLOS FUENTES
“No por nada, el fastuoso espectáculo olímpico se inauguró, de manera reiterada, con la memoria de la civilización imperial de China, la gran \"cabalgata\" a la que se refirió un día André Malraux: la reserva histórica de los imperios que regresan por sus fueros y le imponen al siguiente jefe de Estado norteamericano el deber de negociar con los imperios a partir de la fuerza democrática interna de EE UU.”
La olimpiada en Pekín nos sirve de referente para un cambio global de la distribución de poderes. Los triunfos de China y de Rusia, además de su significado deportivo, señalan la definitiva emergencia de dos grandes potencias mundiales y el fin del pasajero unilateralismo de los Estados Unidos de América.
La guerra fría duró medio siglo y enfrentó a dos naciones y a dos sistemas: Estados Unidos y la Unión Soviética, el capitalismo democrático y el socialismo autoritario.
Ambos se acusaban de \"imperialistas\", y para la América Latina, Estados Unidos lo era, como la Unión Soviética lo era para la Europa central.
En los márgenes, los \"no alineados\" -Nehru, Tito, Nasser-, y abajo, el Tercer Mundo de los países débiles o, con gracioso eufemismo, en desarrollo.
Estados Unidos ganó la guerra fría porque la Unión Soviética la perdió. Gorbachov reconoció que el poder armado de Moscú ni reflejaba ni resolvía la pobreza de la economía: devoraba la riqueza potencial. China, demonizada por Mao, inició con Deng Xiaoping un camino de gran desarrollo.
Pero el fin de la guerra fría dejó un vacío político global que llenó el Estados Unidos de George W. Bush con una arrogancia unilateralista miope, desorientada y falaz que empeñó el prestigio y el presupuesto del país en una guerra \"contra el terror\" que derrumbó a un tirano dispensable -Sadam Hussein- sin tocarle un pelo de las barbas a Osama bin Laden y los talibanes, refugiados en las fronteras de un aliado de Bush, el Pakistán de Musharraf.
Mientras, los norteamericanos violaban no sólo los principios humanitarios, sino las propias leyes de Estados Unidos, creando y manteniendo campos de concentración y de tortura en Abu Ghraib y en Guantánamo y dejando que la guerra \"contra el terror\" fuese percibida como guerra \"contra el Islam\", perdiendo así no solo simpatía, sino credibilidad, y ganando enemigos de un punto al otro del mundo musulmán.
Mientras Bush se perdía en estos vericuetos del fracaso, Rusia y China se adelantaban a ocupar las posiciones de éxito que hoy resultan evidentes.
China se abrió al mundo, pero se cerró a la democracia, creando un modelo de desarrollo rápido que podemos llamar \"capitalismo autoritario\".
El mundo capitalista occidental, que se estima democrático, acudió al llamado de la gran sirena roja, China, regañándola infantilmente por sus travesuras autoritarias, pero aprovechando -¡cómo lo iban a desaprovechar!- un mercado de más de mil millones de clientes potenciales -la quinta parte de la humanidad-.
No desdeño los esfuerzos democratizadores que, a la larga, traiga el desarrollo económico a China.
Hoy se ven muy lejanos.
En cambio, el autoritarismo se engalana con las olimpiadas, vence cotidianamente a EE UU y propone una vía veloz, eficaz y tentadora hacia el desarrollo: el avance capitalista sin las molestias de la democracia, la rapidez de la expansión sin las demoras de la libertad.
¿A cuántos países en desarrollo no les resultará tentadora -irresistible- esta fórmula?
Sobre todo cuando el desarrollo nacional es frenado o interrumpido por la violencia impune, hiriendo- como en el terrible caso del joven Fernando Martí en México- a una ciudadanía inerme rodeada de narcos, policías que son criminales, criminales que son policías, y un ejército al que con razón le repugna hacer labores policíacas.
Surge entonces -no lo deseo, pero lo temo- la tentación totalitaria.
Sólo un estado más fuerte que el crimen puede abatir al crimen, aunque sea cometiendo crímenes.
Indeseable realidad.
La \"tentación autoritaria\" también la ofrece la Rusia de Vladímir Putin.
Vencido y desmembrado el imperio soviético casi por \"la fuerza de las cosas\", Boris Yeltsin confundió la democracia con la debilidad y el capitalismo con la cleptocracia.
Las grandes empresas del Estado pasaron a manos de particulares; a veces, los gerentes de aquéllas se convirtieron en los dueños de éstas.
Librada al hambre feroz de un capitalismo naciente, Rusia se libró a sí misma a una disminución anárquica.
Putin llegó con la clara intención de restaurar el poder de la gran Moscovia.
Él es heredero de Iván el Terrible, de Pedro el Grande y del terrible, aunque no grande, Stalin.
Putin no se anda con cuentos.
Cuando la revista Time, declarándolo hombre del año, le pregunta cuáles son sus deseos, Putin contesta: \"Aquí no deseamos. Aquí trabajamos\" -posa con torso desnudo para lucir su musculatura-, lanza a Sarkozy frente a las cámaras, tartamudo, con más vodka que el admitido por la razón de estado francesa.
Baña de sangre a Chechenia, como ejemplo.
Y si el alto dirigente georgiano, Mijaíl Shaakashvili, lo llama Liliputin, el mundo ve al nuevo Zar como un tremendo Ras-Putin o Zar-Putin.
Estados Unidos quiere rodearlo de misiles en Polonia y de peleles en Georgia.
Putin envía los tanques al sur, no porque le tema a Georgia, sino para advertirle a Europa y al mundo: por aquí pasa el petróleo sin el cual sus economías se desploman.
El imperialismo del oleoducto, el poder del gasoducto, convierte al occidente europeo en cliente indispensable de Rusia.
¿Sabrá Putin transformar el petropoder en economía de consumo, productiva y diversificada hacia el exterior y hacia el interior?
Todo indica que lo hará, si puede, pero con un régimen de autoritarismo creciente.
La implacable Maureen Dowd escribe en el Herald Tribune la lista de los ocho años de errores de Bush.
La destructiva obsesión con Irak.
La borrachera ideológica del neo-conservadurismo.
La satanización de países con los cuales, a la postre, hay que tratar: Corea del Norte, Irán, Siria, Cuba.
Y mientras el Gobierno de Bush iba de fracaso en fracaso, China se apoderó de una parte tan vasta de la economía norteamericana que, si la retiraran, EE UU sería \"un pato a la pekinesa\".
Y Rusia se ha transformado de un país mendigo en una potencia mundial.Hay en todo esto un claro llamado internacional para la restauración del derecho, la negociación y la diplomacia.
Y hay algo más.
Mientras Bush jugaba golf en Texas, el antiguo imperio \"de en medio\", China, y el antiguo imperio de \"la tercera Roma\", Rusia, recobraron sus posiciones de fuerza y las adornaron con los prestigios del pasado histórico.
No por nada, el fastuoso espectáculo olímpico se inauguró, de manera reiterada, con la memoria de la civilización imperial de China, la gran \"cabalgata\" a la que se refirió un día André Malraux: la reserva histórica de los imperios que regresan por sus fueros y le imponen al siguiente jefe de Estado norteamericano el deber de negociar con los imperios a partir de la fuerza democrática interna de EE UU.
Esto no parece entenderlo McCain, aferrado a las soluciones de fuerza.
Parece entenderlo Obama, consciente de las soluciones diplomáticas. Ojalá no le cueste la vida.
Carlos Fuentes es escritor mexicano.
El Pais 31/08/08
domingo, 31 de agosto de 2008
lunes, 11 de agosto de 2008
Muestra “La violencia doméstica: tu mirada va a cambiar”
Se exhibe todo el mes en la Casa de la Memoria y la Vida. Apunta a sensibilizar sobre este tipo de violación a los derechos humanos.
En el marco de la campaña “La violencia doméstica, un problema de Estado” que lleva adelante Amnistía Internacional, se inauguró ayer en la Casa de la Memoria y la Vida la muestra “La violencia doméstica: tu mirada va a cambiar”, que busca sensibilizar sobre esta problemática a través de las obras de profesores, alumnos y alumnas de arte. Con entrada libre y gratuita, se puede visitar todos los días, de 10 a 19 hs. en Santa María de Oro 3530, Castelar (altura Av. Rivadavia 21.300).
Durante el 2007, en las cátedras de Dibujo y Medios de Expresión del Ciclo Básico Común de la Facultad de Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, se tomó como temática de trabajo a la violencia doméstica, con el objetivo de despertar un cambio en la mirada de los y las jóvenes frente a esta grave violación de los derechos humanos que constituye un problema generalizado en todo el mundo.
Artistas invitados, docentes y estudiantes se expresaron a través de las imágenes y esta muestra es la síntesis de esa experiencia compartida.
En el marco de la campaña “La violencia doméstica, un problema de Estado” que lleva adelante Amnistía Internacional, se inauguró ayer en la Casa de la Memoria y la Vida la muestra “La violencia doméstica: tu mirada va a cambiar”, que busca sensibilizar sobre esta problemática a través de las obras de profesores, alumnos y alumnas de arte. Con entrada libre y gratuita, se puede visitar todos los días, de 10 a 19 hs. en Santa María de Oro 3530, Castelar (altura Av. Rivadavia 21.300).
Durante el 2007, en las cátedras de Dibujo y Medios de Expresión del Ciclo Básico Común de la Facultad de Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, se tomó como temática de trabajo a la violencia doméstica, con el objetivo de despertar un cambio en la mirada de los y las jóvenes frente a esta grave violación de los derechos humanos que constituye un problema generalizado en todo el mundo.
Artistas invitados, docentes y estudiantes se expresaron a través de las imágenes y esta muestra es la síntesis de esa experiencia compartida.
lunes, 4 de agosto de 2008
Solidaridad: Jesús Tiene dónde dormir?

Preocupados por el cierre del Hogar Nocturno San Judas Tadeo, los integrantes del área social de la Parroquia San Judas Tadeo de Ituzaingó, redactaron una carta en la que ponen de manifiesto la necesidad y la esperanza de conseguir una casa, para poder reabrir las puertas del Hogar y albergar así, a tanta gente que duerme en la calle.
Jesús: ¿Tiene dónde dormir?
Nuestro Hogar Nocturno nació por iniciativa del recordado Padre José Gentico, al ver que por los alrededores de la parroquia, y de sobre manera en la plaza, deambulaba gente que no tenía un lugar limpio donde dormir; ni tampoco, antes de hacerlo, una comida caliente que saciara su hambre. El Padre José, entonces, impulsó a un grupo de personas que, junto con él, comenzaron a darle forma a esta manera de amar al prójimo… y nuestra comunidad lo entendió. Con el esfuerzo de todos, nuestro Hogar Nocturno al cabo de 12 años, dio albergue a unas tres mil personas, entre mujeres, niños y hombres.
Recibiéndolos siempre con los brazos abiertos; sabiendo que en muchos casos no podíamos solucionar su problema, pero en otros muchos también se pudo ayudarlos a que encuentren respuesta a sus necesidades.
Las personas que al Hogar Nocturno concurrían eran derivadas, en sus comienzos, de otras parroquias de la Diócesis y de la Municipalidad de Ituzaingó; con el correr de los años no sólo eran derivados de esos lugares, sino que la “fama” trascendió nuestra Diócesis y desde la Capital y otras Diócesis, se pedía lugar para aquellos que no tenían donde pasar la noche.
El objetivo de la comunidad parroquial de San Judas Tadeo se estaba logrando. Aquellos que necesitaban de nosotros eran como el mismo Jesús que nos pedía albergue, era Jesús que no tenía donde dormir por la noche.
Pero… la familia que tan buenamente colaboró dando en préstamo el edificio donde funcionaba nuestro Hogar Nocturno, necesitó de la casa, como ya nos informara el Padre Gustavo. Habían colaborado durante doce años.
Hoy, esta realidad, nos hace ver que mucha gente no tiene donde pasar la noche. Esto hace necesario contar con una CASA, prestada o donada.
Por eso, cuando muchos hablan de la solidaridad, nosotros, comunidad cristiana debemos hablar de amor que se compromete y transforma la realidad. El mismo amor que Jesús tuvo para entregar su vida por nosotros.
Necesitamos, entonces, como sociedad que no nos invada la indiferencia ante la necesidad de los demás; que cada uno, a su manera, conmueva su corazón y su mente aportando lo mejor de si.
“… ¿De qué sirve si uno de ustedes al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin alimento necesario, les dice: Vayan en paz, caliéntense y coman, y no les da lo que necesita para su cuerpo?…” (Santiago 2, 15).
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