lunes, 4 de agosto de 2008
Solidaridad: Jesús Tiene dónde dormir?
Preocupados por el cierre del Hogar Nocturno San Judas Tadeo, los integrantes del área social de la Parroquia San Judas Tadeo de Ituzaingó, redactaron una carta en la que ponen de manifiesto la necesidad y la esperanza de conseguir una casa, para poder reabrir las puertas del Hogar y albergar así, a tanta gente que duerme en la calle.
Jesús: ¿Tiene dónde dormir?
Nuestro Hogar Nocturno nació por iniciativa del recordado Padre José Gentico, al ver que por los alrededores de la parroquia, y de sobre manera en la plaza, deambulaba gente que no tenía un lugar limpio donde dormir; ni tampoco, antes de hacerlo, una comida caliente que saciara su hambre. El Padre José, entonces, impulsó a un grupo de personas que, junto con él, comenzaron a darle forma a esta manera de amar al prójimo… y nuestra comunidad lo entendió. Con el esfuerzo de todos, nuestro Hogar Nocturno al cabo de 12 años, dio albergue a unas tres mil personas, entre mujeres, niños y hombres.
Recibiéndolos siempre con los brazos abiertos; sabiendo que en muchos casos no podíamos solucionar su problema, pero en otros muchos también se pudo ayudarlos a que encuentren respuesta a sus necesidades.
Las personas que al Hogar Nocturno concurrían eran derivadas, en sus comienzos, de otras parroquias de la Diócesis y de la Municipalidad de Ituzaingó; con el correr de los años no sólo eran derivados de esos lugares, sino que la “fama” trascendió nuestra Diócesis y desde la Capital y otras Diócesis, se pedía lugar para aquellos que no tenían donde pasar la noche.
El objetivo de la comunidad parroquial de San Judas Tadeo se estaba logrando. Aquellos que necesitaban de nosotros eran como el mismo Jesús que nos pedía albergue, era Jesús que no tenía donde dormir por la noche.
Pero… la familia que tan buenamente colaboró dando en préstamo el edificio donde funcionaba nuestro Hogar Nocturno, necesitó de la casa, como ya nos informara el Padre Gustavo. Habían colaborado durante doce años.
Hoy, esta realidad, nos hace ver que mucha gente no tiene donde pasar la noche. Esto hace necesario contar con una CASA, prestada o donada.
Por eso, cuando muchos hablan de la solidaridad, nosotros, comunidad cristiana debemos hablar de amor que se compromete y transforma la realidad. El mismo amor que Jesús tuvo para entregar su vida por nosotros.
Necesitamos, entonces, como sociedad que no nos invada la indiferencia ante la necesidad de los demás; que cada uno, a su manera, conmueva su corazón y su mente aportando lo mejor de si.
“… ¿De qué sirve si uno de ustedes al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin alimento necesario, les dice: Vayan en paz, caliéntense y coman, y no les da lo que necesita para su cuerpo?…” (Santiago 2, 15).
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