Así como suena, el gobierno de la provincia de Buenos Aires reconoce en su extemporánea salida, el enorme fracaso de su gestión y por ende de las anteriores.
Hace bastante tiempo que León Arslanian no es ministro, ha transcurrido prácticamente un año, del momento que nos comunicaron que la nueva política iba a mejorar nuestra condición de seguridad, etc., etc., etc., el resultado; parole, parole, parole...
El nuevo sistema implementado por el gobierno de Scioli, no pareciera estar rindiendo frutos en cuanto a mantener la paz y tranquilidad en los hogares bonaerenses, se refiere.
Ante la demanda de la sociedad, justa en la demanda, pero la más de las veces exacerbada en cuanto a los métodos, formas y modos, por los mismos de siempre, se busca la solución urgente, inmediata que por supuesto como en la época de Ruckauf, o de las marchas del Blumberg, resultan solo maquillaje y entretenimiento.
No hay manera de exhibir resultados, puesto que las medidas son sólo para “zafar” en la coyuntura, pero no se ataca en modo alguno el problema de fondo.
El camino fácil de buscar un chivo expiatorio ante la imposibilidad de desarrollar un sistema inclusivo y que fortalezca la relación madre hijo, que contenga a los pibes en la escuela, que los incluya, que los tenga en cuenta, que los trate como personas.
Hace tiempo que venimos afirmando en estas páginas que es real la existencia de 400 mil chicos y jóvenes que no trabajan ni estudian en la provincia de Buenos Aires, es vox populi, pero…
El tiempo pasa y la enorme cifra no parece ablandar los corazones de quienes son responsables de las políticas de desarrollo e inclusión social. Sigue sin hacerse lo suficiente, necesario e indispensable para poder afirmar “estamos en buen camino”.
Esa enorme masa de excluidos, merece mejor trato, aunque mas no fuera por cierto instinto de conservación de los responsable del manejo de “cosa pública”. Si les hemos quitado el derecho a la vida digna e integrada, si los hemos destratado de toda manera posible. ¿Porqué no pensar entonces que anide en muchos el resentimiento que la soledad, el abandono y la miseria a la que los hemos sometido haya producido?.
Estamos en 3º o 4ª generación de argentinos viviendo en las villas y seguimos mirando para otro lado, no existe un salario por chico que permita mejorar la calidad de vida y relación madre laburante y sus chicos.
Respecto a lo demás, hace falta un sistema judicial rápido y eficiente, que elimine ese concepto de impunidad que nos rodea. Resolver un caso es cuestión de años. La rápida resolución del mismo es el mejor disuasivo para los delincuentes. No existe sistema de seguridad que funcione y nos proteja, si la sensación que se “puede zafar”, porque la justicia es lenta, subyace.
Pero supongamos que endurecemos la ley, y metemos a todos los chicos presos. Bien, en dónde?, no hay lugar alguno, nada de nada.
Entonces los miramos mudos y envueltos en presente sin futuro, los dejamos solos, los miramos con miedo, con aprehensión, y…todo porqué?, Cada uno tendrá su respuesta.
Mas escuelas y menos cárceles, es una buena proposición.
*Centros educativos de inclusión social.
*Eliminación de la marginación y la miseria.
*Contención, cariño, integración.
Otro camino es solo un atajo y seguramente nos llevará a mayores desgracias.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
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