Seguimos diciendo NO
Un colega me remitió unas breves reflexiones sobre el tren bala, y por lo tanto me pareció oprtuno compartirlas con ustedes.
Me pregunto que puede pasar por la cabeza de un hombre que imagina unTren Bala, mientras junta cartón cada noche y desde hace meses se haquedado sin el Tren Blanco.
O de quienes van al laburo en trenes semidestruidos, aunque exista un subsidio que sale del esfuerzo de todos.
El ferrocarril no deja ganancias en ningún lugar del mundo. Por eso los Estados lo optimizan conformando a quienes viajan en trenes, al menos con la dignidad de un buen servicio. O sea, el Estado a través de la responsabilidad de los gobiernos, ejecuta políticas públicasorientadas al Servicio. En países con la extensión de Argentina, el tren de carga debería ser resucitado tras el descuido o el delito político del abandono del gobierno de Menem, ya que sabemos que "el silencio es la versión más perfecta del menosprecio". Fue la mejor manera de convertir Pueblos en insospechados cementerios.
Extraño.
Muy extraño que éste Gobierno, crítico de aquél, no haya hecho nada en tal sentido.
Me imagino, aunque no acierto, que puede pasar por la cabeza de un joven que viaja peligrosamente colgado de estribos, o en los techos de los trenes, con su bolsito, para llegar a destino.
¿Habrán vivido esa experiencia algunos funcionarios que hoy deciden?
¿Vos que opinas?
El modernismo no es malo, pero debe tener un límite ético.
No es habitual ver un coche lujoso de 70 mil dólares estacionado sobre el césped de un garaje abierto al lado de una casa prefabricada.
No puedo menos que recordar un texto de Bernard Shaw;
"- Pero ¿es que no tiene moral hombre?-
No puedo darme ese lujo, Jefe.
Y tampoco podría dárselo UD, si fuese tan pobre como yo!
jueves, 8 de mayo de 2008
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