Noriel Pavón, presidente de la empresa, presentó el caso de éxito de su empresa Oncovisión en el evento EmTech España
POR PAULA DE LA TORRE
El fundador y presidente de la start-up Oncovisión, dedicada al estudio de la visión molecular aplicada al diagnóstico y tratamiento del cáncer, considera que con mejores sistemas, el cáncer podría detectarse en estados incipientes y su tratamiento sería más efectivo. Pavón, que ha participado en la conferencia EmTech España, habló con MIT Technology Review sobre la situación actual de esta enfermedad.
La aplicación de la visión molecular que desarrolla su empresa ha merecido el Premio Jaime I al Emprendedor 2012. ¿Cómo se lleva a cabo?
Nosotros peleamos en esta guerra con esta técnica a través de tres frentes: el estudio preclínico, el diagnóstico y tratamiento. En la parte preclínica, tenemos un equipo que realiza imágenes moleculares que permiten comprobar cómo se distribuyen los radiofármacos inyectados en el cuerpo de los animales, según la afinidad que tengan los diferentes órganos con esas sustancias que han sido inyectadas. Si se comprueba que las sustancias son útiles contra un tipo de cáncer específico, se pasa a la fase de trabajo con personas.
En el caso del diagnóstico del cáncer, disponemos de un equipo específico para el de mama, llamado Mammi, que tiene 25 veces más sensibilidad que los equipos actuales. Gracias a una imagen molecular, detectamos si la mama funciona mal. Los aparatos de rayos X, la resonancia magnética y el ultrasonido que se emplean habitualmente detectan formaciones de cambio de densidades, como calcificaciones y otras lesiones que no tienen por qué ser tumorales. Es decir, contamos con la especificidad para detectar el cáncer por encima de otras cosas. Esto evita la aparición de falsos positivos y detecta algunos falsos negativos, es decir, tumores que pasan desapercibidos para otras técnicas.
El último campo de batalla es el del tratamiento. Para la terapia quirúrgica, contamos con un sistema llamado Sentinella, que permite obtener imágenes en tiempo real en quirófano y navegar hasta donde está el tumor. El seguimiento del paciente se realiza in situ en la sala de operaciones, con las imágenes de antes, durante y después de la operación para comprobar que no ha quedado nada que sea necesario eliminar.
¿Cuál es el momento para hacerse la primera prueba de diagnóstico?
Si no tienes síntomas, no es aconsejable hacerse una prueba, excepto si hablamos de planes de screening, como cuando las mujeres de más de 40 años se hacen una mamografía. Con equipos como nuestro mamógrafo, creemos que se puede hacer unscreening en edades más tempranas, puesto que es un equipo que permite ver con mucha precisión incluso en mujeres jóvenes. Hago esta diferencia entre mujeres jóvenes y mayores porque, a partir de los 40 años, a la mujer se le reduce la calcificación de la mama. Antes de que esto ocurra, el diagnóstico es más confuso, y por tanto, hacer mamografías a partir de los 20 años no es muy útil. La imagen tendría tantos elementos que confundirían y provocarían una gran cantidad de biopsias innecesarias. Con Mammi, sin embargo, creemos que de aquí a cuatro años el screening podría realizarse a cualquier edad, si el sistema se inserta en los departamentos de medicina nuclear y radiología. Esto sería muy útil para los grupos de riesgo.
¿Con qué antelación puede una prueba médica pronosticar si existe una lesión orgánica que puede convertirse en un cáncer?
Nuestro equipo puede anticiparse casi un año, porque podemos ver lesiones que son cinco veces más pequeñas que lo que es habitual. Es decir, una cámara PET de cuerpo entero necesita cinco o seis milímetros para determinar si hay una lesión, mientras que nuestro equipo puede verla con un milímetro. Se trataría de una lesión es muy incipiente en la que, además, tenemos la capacidad de detectar la presencia de células cancerosas, lo cual es una prueba muy clara de que esa persona va a tener un cáncer.
Una lesión de esas dimensiones se considera una lesión precancerosa. Si no pasa del milímetro, el tratamiento que requiere es completamente diferente, porque no llega a considerarse cáncer. Con este tipo de screening, por tanto, el cáncer se podría detectar en etapas tan incipientes que ni siquiera llegaría a catalogarse como cáncer.
El cáncer de mama y el cáncer de útero son las versiones de esta dolencia en las que se acepta la realización de pruebas de diagnóstico precoz. En el resto de los tumores no está clara cuál es la indicación de su realización en población general. ¿Qué recomienda usted al respecto?
La tecnología no está preparada todavía para esto. Es un balance entre el coste y el beneficio. Hacer ensayos generales a toda la población implicaría unos costes muy importantes para mantener ese servicio. Habría que tener, por ejemplo, equipos como los nuestros contra el cáncer de mama en todos los hospitales. Esos equipos tienen un coste, al igual que el ensayo mismo o la sustancia radioactiva que hay que inyectar, lo que supondría un gran incremento de los costes para un resultado que no se va a apreciar mucho.
Para las personas que no están en un grupo de riesgo, para mí es suficiente con los procesos actuales de screening. En este tipo de cáncer, la mayoría de las detecciones se hacen en estado de lesión precancerosa, por lo que algunos cánceres aún tardarán varios años en crecer.
Otra cosa distinta es que te pases muchos años sin hacer ningún tipo de examen. Además, en el caso del cáncer de mama, existen otro tipo de ensayos como la propia palpación, que puede hacerse cuando la mujer lo considere. Un caso diferente es el de los grupos de riesgo, que sí necesitan un tratamiento diferente y son los que especialmente se podrían beneficiar de este tipo de equipamiento.
¿No cree que la sanidad pública debería contar con este tipo de sistemas para que todo el mundo pueda tener acceso a un diagnóstico del cáncer más específico?
Nuestros productos están disponibles para ser instalados en lugares públicos y privados, pero esto queda en manos de quienes compran. Además, creo que nuestros equipos generarían un ahorro importante puesto que, al detectarse antes del cáncer, se evitarían procesos de curaciones posteriores. Este sería un proceso más seguro para salvar a la persona y mucho menos costoso, porque un tratamiento en estados incipientes es mucho menos complicado. Por otra parte, yo creo que en materia de oncología, lo que se está haciendo se podría hacer de forma más efectiva. MIT
viernes, 8 de noviembre de 2013
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