Los ultrasonidos focalizados de alta intensidad (high-intensity focused ultrasound) se han consolidado como alternativa a la cirugía en el tratamiento de miomas uterinos no invasivos, con un grado de éxito de hasta el 90%. Desde que se comenzó a aplicar en 2008, la prescripción de HIFU se ha incrementado en un 80%, en proporción inversa a la del resto de terapias, convirtiéndose en el tratamiento de referencia de Myoma Institute para esta patología, de modo que actualmente el 70% de los casos son tratados mediante HIFU.
Según la nota remitida por Myoma Institute, HIFU es el tratamiento de los miomas uterinos con menor número de efectos secundarios o complicaciones. Asimismo, no requiere hospitalización y la paciente puede volver a su rutina en 1 o 2 días; no produce dolor, tan sólo una sensación de calor intenso y se realiza mediante sedación consciente. Además, no deja cicatriz ni otras secuelas y no afecta a la fertilidad ni a posteriores embarazos.
El HIFU especialmente indicado en mujeres diagnosticadas con miomas uterinos asociados a síntomas, o cuando, aun en ausencia de síntomas, la paciente desee tener hijos y evitar posibles complicaciones en un futuro embarazo. En 2010 nació el primer bebé de una madre tratada en el centro y, desde entonces, ha habido varios nacimientos más con procesos de gestación normales.
Las ondas de ultrasonidos se dirigen hacia el tejido a tratar mediante el transductor HIFU, provocando en el punto focal un incremento de la temperatura de los tejidos (a 65-100º) que causa necrosis coagulativa en un área de 2-3 mm, hasta destruir las células del mioma. Estas ondas viajan a través de los tejidos adyacentes sin dañarlos. A diferencia de otras técnicas similares de ultrasonidos, en la utilizada por Myoma Institute las ondas son guiadas mediante monitorización en tiempo real por ecografía, lo que permite la evaluación y control inmediato de los cambios producidos en el tejido enfermo, repercutiendo en una mayor precisión del tratamiento y seguridad para la paciente.
El procedimiento no requiere anestesia, se realiza bajo sedación consciente para minimizar las molestias durante el tratamiento, y dura entre media hora y tres horas, dependiendo del tamaño y la cantidad de miomas tratados. Transcurridas unas horas, el efecto de la sedación leve desaparece y la paciente puede retomar su actividad normal. Tras el tratamiento, el cuerpo elimina gradualmente el tejido tratado y los síntomas remiten.
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