La NASA descubrió al organismo viviendo en sus salas esterilizadas dedicadas al armado de naves espaciales.
¿Puede la vida haber regresado a Marte? La pregunta parece paradójica. Hay evidencia que permite sostener que la vida en la Tierra pudo haber venido de Marte. Los hallazgos de meteoritos caídos en nuestro planeta y provenientes del suelo marciano apuntalan esta teoría.
Steven Benner, uno de los impulsores de la biología sintética y quien se dedica al estudio de vida temprana, ha sugerido que la vida terrestre, en una suerte de carambola cósmica, surgió por el impacto de meteoritos provenientes del planeta rojo, que transportaban una preciosa carga biológica.
La idea de que la vida proviene del espacio exterior no es nueva. Teilhard de Chardin (1881-1955), paleontólogo, filósofo y sacerdote jesuita francés, había sugerido que esporas provenientes del espacio exterior habrían dado origen a la vida en la Tierra.
Ahora la NASA sorprendió con la información de un raro microbio descubierto recientemente, el cual sobrevive con muy “poca comida” y que ha sido encontrado en dos lugares de la Tierra: las salas limpias (casi sin contaminación) de armado de naves espaciales, una en Florida (Estados Unidos) y otra en América del Sur (Guyana francesa), donde la Agencia Espacial Europea tiene una plataforma de lanzamientos de cohetes.
Salas no tan limpias
La noticia fue dada a conocer esta semana por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), por su sigla en inglés) de la NASA. Parag Vaishampayan, un microbiologista de este centro, describió el microbio en la revista especializada International Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology.
“El mismo microbio puede estar en el suelo fuera de las salas limpias y no necesariamente lo identificamos, porque puede estar escondido con otros microbios”, dijo el experto, que añadió que “el Tersicoccus phoenicis puede habitar en cuevas o desiertos, donde podría sobrevivir casi sin nutrientes, como en las salas limpias”.
Los microbiologistas frecuentemente inspeccionan estas salas limpias donde se arman las naves espaciales para detectar la presencia de bacterias. El trabajo es un censo, pero de virus. Si bien pocos gérmenes pueden sobrevivir allí, su detección es de suma importancia. Es que, si alguna vez se encontrara vida extraterrestre, la misma se compararía con el censo de unos pocos cientos de tipos de microbios detectados en estos lugares, casi incontaminados.
Todo esto no pasaría de ser un nuevo descubrimiento científico, en el campo de la microbiología, si no fuera por el hecho del lugar donde fueron descubiertos los nuevos microbios, entre ellas el lugar de preparación del lanzamiento del Phoenix Mars Lander.
Los nuevos organismos, que ahora son presentados en sociedad, pertenecen a la especie Tersicoccus phoenicis, una variedad biológica no fácil de eliminar. Pueden sobrevivir con muy pocos nutrientes y son resistentes a la radiación ultravioleta. Esto los hace buenos candidatos para que sean el convidado de piedra en una misión espacial.
Contaminación de nuevos mundos
¿Puede la vida que una vez llegó de Marte (en caso que esta hipótesis fuera correcta) haber regresado a suelo marciano? La respuesta aún no se puede saber.
De las más de 40 misiones que viajaron a Marte en busca de vida, casi la mitad fracasaron. Rusos y estadounidenses han enviado y explorado la superficie del planeta rojo con desigual suerte. El Mars 3, del programa espacial soviético de 1971, fue el primer vehículo terrestre en pisar suelo marciano. ¿Llevó solo tecnología humana o algo más?
Desde 2012, el rover de la NASA Curiosity busca con un sofisticado equipo, entre otras cosas, vida. Pero, ¿no estará la vida acaso en su pies? El espacio exterior es sumamente hostil a la vida. Tal vez ningún microbio terrestre obtuvo la visa para un vuelo espacial. Habrá que esperar hasta que nuevas sondas y exámenes más precisos puedan arrojar más luz sobre el tema.
Mientras tanto, la ciencia ficción puede imaginar algunas respuestas. Fuente: Observa
martes, 12 de noviembre de 2013
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