Jean Tang. (Foto: Stanford U.) |
Los resultados de este estudio alimentan un creciente debate sobre cómo equilibrar los peligros de la exposición al Sol con la necesidad de mantener niveles adecuados de vitamina D para prevenir enfermedades óseas como la osteoporosis y el raquitismo.
La vitamina D es producida por la piel en respuesta a la exposición a los rayos ultravioleta de la luz solar. La escasez de vitamina D provoca debilitamiento óseo y raquitismo, y posiblemente contribuya a muchas otras enfermedades crónicas. Las personas también pueden obtener pequeñas cantidades de vitamina D consumiendo leche enriquecida con ciertos nutrientes, cereales enriquecidos del mismo modo, o pescados grasos como salmón, atún y caballa, así como suplementos dietéticos.
Aunque no está muy claro cuántas personas en ciertas naciones pueden tener deficiencia de vitamina D, se calcula, por ejemplo, que en Estados Unidos entre un 30 y un 40 por ciento de la población puede estar afectada.
La dermatóloga Eleni Linos (que ahora es profesora en la Universidad de California en San Francisco) y el Dr. Jean Tang de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, comprobaron que las personas de piel muy blanca que evitaban la luz solar usando para tal fin atuendos apropiados, o permaneciendo a la sombra siempre que podían, tenían niveles de vitamina D en la sangre que eran entre 3,5 y 2,2 nanogramos por mililitro más bajos que los de las personas que no tenían ese comportamiento.
En cambio, la asociación entre evitar exponerse al Sol y los niveles menores de vitamina D en personas hispanas (de piel no tan blanca) y en las personas de color, no fue estadísticamente significativa.
Esto puede ser explicado por la pigmentación inherente a esos tonos de piel más oscuros, que actúa como protección solar natural.
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