Es cuadrado, de color blanco, con una estructura de reja, del tamaño de una tarjeta bancaria y tiene medio centímetro de ancho. Este implante, colocado en la nuca del modelo de un cráneo, se asemeja a un parche reticulado . Especial es la calidad del material, el cual esta conformado por dos componentes. Uno de ellos es el polímero poliláctido. “Un polímero médico fácil de conseguir. Este es trabajado con un beta-fosfato tricálcico”, aclara el físico Lucas Jauer del Instituto Fraunhofer para Técnica Láser. “Estos dos componentes, el polímero poliláctido y el beta-fosfato tricálcico, se muelen y se mezclan para que después de la construcción del implante se garantice que ambos materiales sean distribuidos igualmente.”
Una buena distribución de ambos componentes es importante para el crecimiento de los huesos ya que estimulan la reacción. El hueso crece junto a la estructura porosa del implante y se inserta en ella. Los poros en el implante dirigen el crecimiento y entre más hueso crezca, mejor se disgregará el implante con el tiempo. También los tornillos y otros sujetadores con los que se debe fijar al hueso pueden producirse con material absorbible. Una solución genial, que podría volver innecesario el empleo de placas de metal y de tornillos en las fracturas óseas -al menos en algunas partes del esqueleto.
Muy inestable para extremidades
Los implantes han sido probados hasta ahora sólo en partes del esqueleto que no porten carga, por ejemplo, en el cráneo o en el pómulo. Para la aplicación en partes que soportan carga, por ejemplo la mandíbula o las extremidades, el implante no es todavía suficientemente estable.
El implante se construye por computadora. En la clínica, los técnicos reciben una radigrafía ncomputarizada de la fractura. El implante se diseña antes de la operación con láser, se adapta al caso individual y se pone a disposición del cirujano. “Con el láser se pueden crear cavidades cerradas. Con otros mecanismos no es posible,” explica el ingeniero Martin Wehner, del Instituto Fraunhofer, refiriéndose a los beneficios de la técnica láser. “Se pueden trabajar materiales con los que mecánicamente resulta muy difícil hacerlo. Metales duros, también muy blandos e incluso material flexibles. En este aspecto, el láser tiene ventajas sustanciales”, afirma.
El trabajo conjunto en el Instituto
La idea no surgió solamente en el Instituto Fraunhofer, sino también en el trabajo conjunto que realizó el Instituto con la Clínica para cirugías plásticas de rostro de la Universidad de Aquisgrán y el área de investigación sobre biomateriales. En la clínica habrán de colocarse más adelante los implantes, los cuales ofrecen una gran oportunidad especialmente a pacientes que aún están en la fase de crecimiento. “Los implantes reabsorbibles son algo muy interesante especialmente en el caso de niños ,” afirma Lucas Jauer. “Estamos hablando de un implante que crecerá mcon ellos. Este tipo de implante es el más indicado para niños, mejor que las placas de metal, las cuales deben ser cambiadas cada cierta cantidad de meses o años.”
En los animales, estos implantes han tenido buenos resultados. Este proceso está todavía en desarrollo: la producción en masa de implantes dista de ser una realidad. Hasta que se coloque el primer implante reabsorbible en una persona, pasarán entre tres y cuatro años. Fuente: DW-World
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