ADEMÁS DE ELENIN
La lluvia de meteoritos registrada sorpresivamente el 4 de febrero pasado podría ser parte de la estela de un cometa hasta ahora desconocido por el hombre. De tratarse de un cometa desconocido, la tierra podría toparse con él en 2016 o 2024. Esta noticia se suma a la del conocido "Elenin", que genera fuertes controversias en Internet.
La posible amenaza de un cometa que podría encontrarse en el 2016 con la órbita terrestre ocupa ñas siguientes líneas publicadas en el blog de Ciencia y Tecnología del diario español ABC.
El pasado 4 de febrero y ante la mirada atónita de muchos astrónomos, se produjo una pequeña "lluvia de estrellas" (en la imagen) que nadie esperaba ver. No fue gran cosa, pero
constituyó igualmente una sorpresa mayúscula, ya que no estaba prevista. Ese tipo de fenómenos suele producirse cuando la Tierra se cruza con el rastro de polvo y pequeñas
piedras dejado por la cola de un cometa, cosa que sucede periódicamente y en fechas muy
concretas y conocidas. Pero no hay ningún cometa, que se sepa, cuyo rastro crucemos el 4 de febrero... ¿De dónde procedían entonces las partículas de polvo que causaron la lluvia de estrellas del 4 de febrero? Hace apenas unas horas, investigadores del Instituto SETI y el centro Ames de Investigación Espacial de la NASA han anunciado que puede tratarse del rastro de un cometa hasta ahora desconocido. Un cometa que, además, podría constituir una seria amenaza para la Tierra.
Las estrellas fugaces del pasado 4 de febrero llegaron hasta nosotros desde la dirección en la que se encuentra la estrella Eta Draconis, por lo que la lluvia fue llamada FEDs (February Eta Draconis). Los fragmentos con los que se cruzó ese día nuestro planeta tienen todo el aspecto, según los investigadores, de haber sido "sembrados" por un cometa de periodo largo, es decir, con una órbita tan excéntrica que sólo pasa cerca del Sol cada mucho tiempo.
Esta clase de objetos son muy difíciles de detectar, a no ser que se divisen cuando se encuentran cerca del astro rey, cuya radiación provoca un deshielo parcial de su superficie que a veces se aprecia como una larga cola. Sin embargo, durante la mayor parte de sus largas órbitas, los cometas, rocas heladas y oscuras, son prácticamente indetectables. Y eso es algo que en este caso concreto preocupa mucho a los astrónomos.
"Si los meteoroides (las partículas de polvo de su cola) han podido alcanzarnos, también puede hacerlo el cometa", asegura el descubridor de la lluvia de meteoritos del 4 de febrero, Peter Jenniskens, del Centro Ames, de la NASA. "No sabemos si el cometa ha pasado ya o si se está aún aproximando a nosotros". Dicho lo cual, Jenniskens se apresura a decir que, de todas formas, las probabilidades de una colisión son "muy remotas".
Jenniskens es el responsable del proyecto CAMS (Cameras for Allsky Meteor Surveillance), un programa de vigilancia del cielo que monitoriza con videocámaras la región de la Bahía de San Francisco y cuyo objetivo principal es, precisamente, el de realizar un "mapa" de las diferentes lluvias de meteoritos. Fue con estos instrumentos con los que el astrónomo localizó la extraña lluvia y contó hasta 64 meteoriodes diferentes el pasado 4 de febrero.
Nada se sabe del cometa que provocó esa lluvia. Podría haber pasado cerca del Sol hace algunos cientos o incluso varios miles de años. O podría estar aún aproximándose a nuestro planeta. Lo que está claro, es que por lo menos durante su última visita se adentró hasta el corazón del Sistema Solar y dejó un rastro que cruza la órbita de la Tierra. "El rastro de polvo siempre ha estado ahí -explica Jenniskens- pero es prácticamente invisible mientras está fuera del camino de la órbita terrestre. Sólo cuando cruzamos ese rastro podemos saber que está ahí".
Ahora bien, ¿Dónde está ese cometa? ¿Cada cuanto tiempo pasa cerca de la Tierra? ¿Representa algún peligro para nosotros?Junto con el astrónomo finlandés Esko Lyytinen, Jenniskens ha intentado averiguar cuándo FEDs podría tener el siguiente encuentro con la Tierra. Y los cálculos arrojan dos fechas posibles, en 2016 y en 2023. Después de ese año no volveremos a cruzar el rastro del desconocido cometa hasta por lo menos el año 2076.
En todo caso, la próxima vez que ocurra ya no pillará a los astrónomos por sorpresa. Y será entonces cuando puedan estudiar el rastro con más detalle y buscar alguna información que nos permita localizar al cometa que lo dejó y comprobar, al mismo tiempo, si entraña algún peligro para nosotros.
Elenin
La amenaza de que un cometa o asteroide impacte sobre nuestro planeta con consecuencias catastróficas es milenaria. La última versión reconocida de esta amenaza, gira en torno a Elenin, un asteroide descubierto en diciembre de este año, que tiene la particuaridad de estar casi alineado (a sólo un grado) con el plano de la elíptica de la órbita de la Tierra.
El Centro de Planetas Menores de la Institución Smithsoniana, (Cambridge, Ma.), que bajo auspicios de la Unión Astronómica Internacional registra y publica las efemérides de asteroides y cometas, ha registrado este mes de junio el nuevo cuerpo celeste 250PCK10X010, abreviadamente "C/2010/X1 (Elenin)", cuyas singulares circunstancias y coincidencias dan pie a muchas especulaciones en los blogs de astronomía.
El C/2010/X1 fue descubierto en Rusia el pasado 10 de octubre por el astrónomo aficionado Leonid Elenin, valiéndose de un telescopio robotizado no muy potente, pero situado bajo el límpido cielo de Nuevo México. Aunque lógicamente sus estimaciones eran solo aproximadas, su descubridor estimó su magnitud muy débil (19,5, algo así como una cerilla a diez kilómetros), 3 a 4 kilómetros de diámetro, un período (una rotación en torno al sol) de 38.000 años y un semieje mayor de unas 10.000 unidades astronómicas, o sea, unas 10.000 veces la distancia de la Tierra al Sol en una órbita cercana al plano de la eclíptica en que se mueven los planetas del Sistema Solar.
La cola o "coma", perfectamente visible en las tomas del telescopio, medía 80.000 km (y más adelante, unos 100.000), lo que sugiere que se trata de un cometa, y así lo considera su descubridor. Es admirable que todo ello se haya podido conjeturar a partir de las imágenes (sin sensación de relieve y con un paralaje mínimo) de un punto de luz que se desplaza entre una multitud de puntos luminosos.
El pasado 30 de mayo, la órbita de Elenín pareció dibujar un lazo y marchar para atrás, lo que dió pretexto para que algunos pensaran que se comportaba como si tuviera guía inteligente, suposición realmente osada que venía a sumarse a otras especulaciones motivadas por su nombre, tan parecido en ruso a Lenin, y que en inglés recuerda el trágico 11-S [ele(ven)+nin(e)]. La suposición no tardó en caer por su base porque su aparente marcha atrás era solo un efecto de perspectiva.
Con todo, el cometa Elenin siguió dando que hablar, y durante algún tiempo se ha citado una noticia, según se dijo, de la Agencia Ria Novosty, sobre la construcción precipitada de 5.000 refugios en Moscú, que no hay forma de confirmar o desmentir. También hubo quienes aventuraron que el Elenin sería la elusiva estrella enana marrón que llaman "Nibiru", a lo que enseguida se replicó que si Elenin fuera la enana marrón, a estas alturas ya lo sabríamos.
Pero el aspecto más inquietante, y también el más serio, que se asocia al Elenin, es que, a la vista de los esquemas de órbita que suministra la NASA sus alineaciones han coincidido por lo menos dos veces con graves terremotos: el terremoto de 8,8 de intensidad que sufrió Chile el 23 de febrero de 2010, que coincidió con la alineación de Elenin con la Tierra y el Sol (situados a unas 6 ó 7 unidades astrónomicas, respectivamente); y el terremoto de magnitud 9 que asoló Japón el 11 de marzo pasado, que se produjo cuando Elenin se alineó otra vez con la Tierra y el Sol (a 2,15 UA de la Tierra y 3,14 UA del Sol).
El investigador de las coincidencias entre alineaciones y movimientos de la corteza terrestre, Mensur Omarbashich, de la Universidad de Cornell, afirma que los otros grandes terremotos de los últimos meses han coincidido también con alineaciones de Elenin. Si así fuera, cabría considerar la hipótesis de que Elenin pudiera no ser un cometa, en el sentido habitual del término (un núcleo de hielo con cola de gases), sino un cuerpo celeste con mucha más masa, un planetoide (oscuro, por eso se le habría visto con débil magnitud) que sí tendría masa suficiente para arrastrar tras de sí un montón de escombro estelar y para levantar mareas gravitatorias o magnéticas, cosas que no puede hacer un cometa. De hecho, los cometas que pasaron cerca de la Tierra en 1961, 1983, 1996 y 2006, (este último a solo 0,08 Unidades astronómicas) no hicieron el menor daño.
Por otro lado, la coincidencia de alineaciones con terremotos o actividad volcánica ya había sido observada tiempo atrás: Como recuerda Mensur, en Chile predijeron el brutal terremoto de 1906 basándose en la alineación de cuerpos celestes. El ya citado Mensur ha demostrado empíricamente la coincidencia de alineaciones con grandes terremotos, llegando a decir que las alineaciones "han sido responsables de todos los [recientes] sismos de grado mayor que 6 de la escala Richter".
Es evidente que las incertidumbres de Elenin se irán resolviendo con el tiempo, pues las fechas y los datos cambian continuamente a medida que las observaciones sean más precisas.
Según el diario chino "La Gran Época", Elenin se alineará entre el 26 y el 28 de agosto con la Tierra y el Sol. Según otros, en septiembre sabremos si Elenin realmente va a afectar a la corteza terrestre, cuando esté más cerca del Sol y la Tierra (más o menos a 0,4 UA de la Tierra y 0,6 UA del Sol, una distancia que parece pequeña, pero que es bastante mayor que de la Tierra a la Luna); o el 23 de noviembre, cuando Elenin vuelva a alinearse con la Tierra y el Sol a 0,6 UA de la Tierra y 1,6 del Sol.
Por otra parte, si como algunos sospechan, la cola o coma de Elenin no solo llevara gases, sino que arrastrara tras de sí también escombro estelar, no puede descartarse que haya rocas que se precipiten sobre la Tierra atraídos por la gravedad terrestre en una especie de "lluvia de estrellas". En ambos casos (ya sean terremotos de la corteza sacudida por la marea gravitatoria o magnética, o una lluvia de meteoritos) las incertidumbres del cometa Elenin dan para mucho debate.
Para quienes estén interesados, algunas fechas claves son:
•28 de julio el cometa estará a 1,562 UA
•17 de agosto el cometa estará a 1,27 UA
• Entre 17 y 19 agosto, alineación Elenin- Sol- Marte
•26 a 28 agosto, alineación Sol- Elenin- Tierra
•6 de septiembre estará a 0,834 UA - (Estos días debería alcanzar el máximo brillo)
•26 de septiembre estará a 0,396 UA
•16 de Octubre el cometa estará a 0,233 UA, (unos 150 millones de kilómetros) máximo acercamiento de Elenin a la Tierra
•5 de noviembre el cometa estará a 0,348 UA
•25 de noviembre el cometa estará a 0,348 UA, en alineación Elenin-Tierra-Sol similar a las del 27 de febrero 2010 y el 11 de marzo 2011, que coincidieron con los grandes terremotos y maremotos de Chile y Japón.
•Hacia el 30 de noviembre, Elenin cruzará la órbita terrestre.
•15 de diciembre el cometa estará a 0,629 UA. (U24)
El pasado 4 de febrero y ante la mirada atónita de muchos astrónomos, se produjo una pequeña "lluvia de estrellas" (en la imagen) que nadie esperaba ver. No fue gran cosa, pero
constituyó igualmente una sorpresa mayúscula, ya que no estaba prevista. Ese tipo de fenómenos suele producirse cuando la Tierra se cruza con el rastro de polvo y pequeñas
piedras dejado por la cola de un cometa, cosa que sucede periódicamente y en fechas muy
concretas y conocidas. Pero no hay ningún cometa, que se sepa, cuyo rastro crucemos el 4 de febrero... ¿De dónde procedían entonces las partículas de polvo que causaron la lluvia de estrellas del 4 de febrero? Hace apenas unas horas, investigadores del Instituto SETI y el centro Ames de Investigación Espacial de la NASA han anunciado que puede tratarse del rastro de un cometa hasta ahora desconocido. Un cometa que, además, podría constituir una seria amenaza para la Tierra.
Las estrellas fugaces del pasado 4 de febrero llegaron hasta nosotros desde la dirección en la que se encuentra la estrella Eta Draconis, por lo que la lluvia fue llamada FEDs (February Eta Draconis). Los fragmentos con los que se cruzó ese día nuestro planeta tienen todo el aspecto, según los investigadores, de haber sido "sembrados" por un cometa de periodo largo, es decir, con una órbita tan excéntrica que sólo pasa cerca del Sol cada mucho tiempo.
Esta clase de objetos son muy difíciles de detectar, a no ser que se divisen cuando se encuentran cerca del astro rey, cuya radiación provoca un deshielo parcial de su superficie que a veces se aprecia como una larga cola. Sin embargo, durante la mayor parte de sus largas órbitas, los cometas, rocas heladas y oscuras, son prácticamente indetectables. Y eso es algo que en este caso concreto preocupa mucho a los astrónomos.
"Si los meteoroides (las partículas de polvo de su cola) han podido alcanzarnos, también puede hacerlo el cometa", asegura el descubridor de la lluvia de meteoritos del 4 de febrero, Peter Jenniskens, del Centro Ames, de la NASA. "No sabemos si el cometa ha pasado ya o si se está aún aproximando a nosotros". Dicho lo cual, Jenniskens se apresura a decir que, de todas formas, las probabilidades de una colisión son "muy remotas".
Jenniskens es el responsable del proyecto CAMS (Cameras for Allsky Meteor Surveillance), un programa de vigilancia del cielo que monitoriza con videocámaras la región de la Bahía de San Francisco y cuyo objetivo principal es, precisamente, el de realizar un "mapa" de las diferentes lluvias de meteoritos. Fue con estos instrumentos con los que el astrónomo localizó la extraña lluvia y contó hasta 64 meteoriodes diferentes el pasado 4 de febrero.
Nada se sabe del cometa que provocó esa lluvia. Podría haber pasado cerca del Sol hace algunos cientos o incluso varios miles de años. O podría estar aún aproximándose a nuestro planeta. Lo que está claro, es que por lo menos durante su última visita se adentró hasta el corazón del Sistema Solar y dejó un rastro que cruza la órbita de la Tierra. "El rastro de polvo siempre ha estado ahí -explica Jenniskens- pero es prácticamente invisible mientras está fuera del camino de la órbita terrestre. Sólo cuando cruzamos ese rastro podemos saber que está ahí".
Ahora bien, ¿Dónde está ese cometa? ¿Cada cuanto tiempo pasa cerca de la Tierra? ¿Representa algún peligro para nosotros?Junto con el astrónomo finlandés Esko Lyytinen, Jenniskens ha intentado averiguar cuándo FEDs podría tener el siguiente encuentro con la Tierra. Y los cálculos arrojan dos fechas posibles, en 2016 y en 2023. Después de ese año no volveremos a cruzar el rastro del desconocido cometa hasta por lo menos el año 2076.
En todo caso, la próxima vez que ocurra ya no pillará a los astrónomos por sorpresa. Y será entonces cuando puedan estudiar el rastro con más detalle y buscar alguna información que nos permita localizar al cometa que lo dejó y comprobar, al mismo tiempo, si entraña algún peligro para nosotros.
Elenin
La amenaza de que un cometa o asteroide impacte sobre nuestro planeta con consecuencias catastróficas es milenaria. La última versión reconocida de esta amenaza, gira en torno a Elenin, un asteroide descubierto en diciembre de este año, que tiene la particuaridad de estar casi alineado (a sólo un grado) con el plano de la elíptica de la órbita de la Tierra.
El Centro de Planetas Menores de la Institución Smithsoniana, (Cambridge, Ma.), que bajo auspicios de la Unión Astronómica Internacional registra y publica las efemérides de asteroides y cometas, ha registrado este mes de junio el nuevo cuerpo celeste 250PCK10X010, abreviadamente "C/2010/X1 (Elenin)", cuyas singulares circunstancias y coincidencias dan pie a muchas especulaciones en los blogs de astronomía.
El C/2010/X1 fue descubierto en Rusia el pasado 10 de octubre por el astrónomo aficionado Leonid Elenin, valiéndose de un telescopio robotizado no muy potente, pero situado bajo el límpido cielo de Nuevo México. Aunque lógicamente sus estimaciones eran solo aproximadas, su descubridor estimó su magnitud muy débil (19,5, algo así como una cerilla a diez kilómetros), 3 a 4 kilómetros de diámetro, un período (una rotación en torno al sol) de 38.000 años y un semieje mayor de unas 10.000 unidades astronómicas, o sea, unas 10.000 veces la distancia de la Tierra al Sol en una órbita cercana al plano de la eclíptica en que se mueven los planetas del Sistema Solar.
La cola o "coma", perfectamente visible en las tomas del telescopio, medía 80.000 km (y más adelante, unos 100.000), lo que sugiere que se trata de un cometa, y así lo considera su descubridor. Es admirable que todo ello se haya podido conjeturar a partir de las imágenes (sin sensación de relieve y con un paralaje mínimo) de un punto de luz que se desplaza entre una multitud de puntos luminosos.
El pasado 30 de mayo, la órbita de Elenín pareció dibujar un lazo y marchar para atrás, lo que dió pretexto para que algunos pensaran que se comportaba como si tuviera guía inteligente, suposición realmente osada que venía a sumarse a otras especulaciones motivadas por su nombre, tan parecido en ruso a Lenin, y que en inglés recuerda el trágico 11-S [ele(ven)+nin(e)]. La suposición no tardó en caer por su base porque su aparente marcha atrás era solo un efecto de perspectiva.
Con todo, el cometa Elenin siguió dando que hablar, y durante algún tiempo se ha citado una noticia, según se dijo, de la Agencia Ria Novosty, sobre la construcción precipitada de 5.000 refugios en Moscú, que no hay forma de confirmar o desmentir. También hubo quienes aventuraron que el Elenin sería la elusiva estrella enana marrón que llaman "Nibiru", a lo que enseguida se replicó que si Elenin fuera la enana marrón, a estas alturas ya lo sabríamos.
Pero el aspecto más inquietante, y también el más serio, que se asocia al Elenin, es que, a la vista de los esquemas de órbita que suministra la NASA sus alineaciones han coincidido por lo menos dos veces con graves terremotos: el terremoto de 8,8 de intensidad que sufrió Chile el 23 de febrero de 2010, que coincidió con la alineación de Elenin con la Tierra y el Sol (situados a unas 6 ó 7 unidades astrónomicas, respectivamente); y el terremoto de magnitud 9 que asoló Japón el 11 de marzo pasado, que se produjo cuando Elenin se alineó otra vez con la Tierra y el Sol (a 2,15 UA de la Tierra y 3,14 UA del Sol).
El investigador de las coincidencias entre alineaciones y movimientos de la corteza terrestre, Mensur Omarbashich, de la Universidad de Cornell, afirma que los otros grandes terremotos de los últimos meses han coincidido también con alineaciones de Elenin. Si así fuera, cabría considerar la hipótesis de que Elenin pudiera no ser un cometa, en el sentido habitual del término (un núcleo de hielo con cola de gases), sino un cuerpo celeste con mucha más masa, un planetoide (oscuro, por eso se le habría visto con débil magnitud) que sí tendría masa suficiente para arrastrar tras de sí un montón de escombro estelar y para levantar mareas gravitatorias o magnéticas, cosas que no puede hacer un cometa. De hecho, los cometas que pasaron cerca de la Tierra en 1961, 1983, 1996 y 2006, (este último a solo 0,08 Unidades astronómicas) no hicieron el menor daño.
Por otro lado, la coincidencia de alineaciones con terremotos o actividad volcánica ya había sido observada tiempo atrás: Como recuerda Mensur, en Chile predijeron el brutal terremoto de 1906 basándose en la alineación de cuerpos celestes. El ya citado Mensur ha demostrado empíricamente la coincidencia de alineaciones con grandes terremotos, llegando a decir que las alineaciones "han sido responsables de todos los [recientes] sismos de grado mayor que 6 de la escala Richter".
Es evidente que las incertidumbres de Elenin se irán resolviendo con el tiempo, pues las fechas y los datos cambian continuamente a medida que las observaciones sean más precisas.
Según el diario chino "La Gran Época", Elenin se alineará entre el 26 y el 28 de agosto con la Tierra y el Sol. Según otros, en septiembre sabremos si Elenin realmente va a afectar a la corteza terrestre, cuando esté más cerca del Sol y la Tierra (más o menos a 0,4 UA de la Tierra y 0,6 UA del Sol, una distancia que parece pequeña, pero que es bastante mayor que de la Tierra a la Luna); o el 23 de noviembre, cuando Elenin vuelva a alinearse con la Tierra y el Sol a 0,6 UA de la Tierra y 1,6 del Sol.
Por otra parte, si como algunos sospechan, la cola o coma de Elenin no solo llevara gases, sino que arrastrara tras de sí también escombro estelar, no puede descartarse que haya rocas que se precipiten sobre la Tierra atraídos por la gravedad terrestre en una especie de "lluvia de estrellas". En ambos casos (ya sean terremotos de la corteza sacudida por la marea gravitatoria o magnética, o una lluvia de meteoritos) las incertidumbres del cometa Elenin dan para mucho debate.
Para quienes estén interesados, algunas fechas claves son:
•28 de julio el cometa estará a 1,562 UA
•17 de agosto el cometa estará a 1,27 UA
• Entre 17 y 19 agosto, alineación Elenin- Sol- Marte
•26 a 28 agosto, alineación Sol- Elenin- Tierra
•6 de septiembre estará a 0,834 UA - (Estos días debería alcanzar el máximo brillo)
•26 de septiembre estará a 0,396 UA
•16 de Octubre el cometa estará a 0,233 UA, (unos 150 millones de kilómetros) máximo acercamiento de Elenin a la Tierra
•5 de noviembre el cometa estará a 0,348 UA
•25 de noviembre el cometa estará a 0,348 UA, en alineación Elenin-Tierra-Sol similar a las del 27 de febrero 2010 y el 11 de marzo 2011, que coincidieron con los grandes terremotos y maremotos de Chile y Japón.
•Hacia el 30 de noviembre, Elenin cruzará la órbita terrestre.
•15 de diciembre el cometa estará a 0,629 UA. (U24)
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