Dipanjan Chowdhury |
Ante una fuga radiactiva como las desencadenadas en la catástrofe nuclear de Fukushima Daiichi en Japón en 2011, la de Chernóbil en Ucrania en 1986, y otras, se ha venido careciendo de una forma rápida de determinar en qué grado una persona ha estado expuesta a la radiactividad y si la dosis recibida es mortal a corto plazo o no.
Hay fármacos que pueden limitar los daños en la médula ósea, pero, para ser efectivos, deben ser suministrados antes de la aparición de los síntomas de la radiación. Si no hay dosis para toda la población potencialmente afectada, es vital saber quiénes son las personas que lo han sido más.
Un nuevo análisis sanguíneo, desarrollado por el equipo de Dipanjan Chowdhury, del Instituto Oncológico Dana-Farber en Boston, dependiente de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, podría mejorar mucho esa situación, al indicar con gran rapidez quién debería recibir tratamiento médico inmediato y quién no ha sufrido una exposición preocupante. También permitiría predecir quién sobrevivirá y quién morirá a corto plazo.
En los ensayos preclínicos, el análisis fue capaz de poner de manifiesto antes de transcurridas 24 horas si diferentes dosis de radiación resultarían mortíferas a corto plazo.
A diferencia de los métodos actuales, el nuevo análisis determina rápidamente el impacto funcional de la radiación en vez de simplemente la dosis a la que la persona fue expuesta. A menudo, los efectos de una exposición severa a la radiación se desarrollan lentamente a lo largo de semanas o meses. Los métodos actuales, mayormente basados en observar la aparición de los primeros síntomas de exposición aguda a la radiactividad, son inexactos y no miden la gravedad de los daños a largo plazo en la médula ósea y otros órganos. (SINC)
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