Limpiar la casa y evitar la sal son algunas de las reco- mendaciones de expertos para reducir probabilidades de padecer dicha enfer- medad.
MADRID, España.- Una de cada dos personas será diagnosticadas de cáncer en algún momento de su vida, según explica Anna Hodgekiss en el Daily Mail. El aumento de la tasa de esta enfermedad en la sociedad se debe en gran medida a que vivimos más años, pero según los científicos el modo de vida y la mala alimentación que llevamos también influyen.
Además, se ha descubierto la relación entre el desarrollo de determinados tipos de cáncer en personas con obesidad o con un estilo de vida marcadamente sedentario, según publica elconfidencial.com.
Para evitar el fatídico diagnóstico, es importante modificar nuestras costumbres y tratar de llevar una vida saludable. “De hecho, alrededor de un tercio de los casos más comunes se pueden prevenir a través de una dieta sana, algo de actividad física y manteniendo un peso adecuado”, comenta Hodgekiss.
Una nueva guía, elaborada por el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, ha recogido algunos hábitos cotidianos que podrían ayudar a evitar la enfermedad. Siguiendo estos sencillos consejos puedes reducir el riesgo de padecerlo, y algunos son tan habituales que quizás lleves tiempo haciéndolos.
Limpiar la casa
Así es, algo tan mundano como hacer las tareas del hogar puede ayudar a prevenir el cáncer. No se trata de si somos limpios o sucios, lo importante es estar en movimiento y mientras quitamos el polvo y limpiamos los suelos lo estamos.
Según los investigadores, hacer algo de ejercicio habitualmente tiene un papel directo en la prevención de algunos tipos de cáncer como el de intestino o el de mama. Los científicos todavía están investigando exactamente cómo puede la actividad física reducir el riesgo de desarrollar cáncer, pero los estudios muestran que practicarlo regularmente puede ayudar a mantener los niveles de hormonas saludables”, explica Hodgekiss.
No se trata de pasarnos horas en el gimnasio. Según su peso y ritmo de vida, cada persona tendrá que realizar una cantidad mínima determinada de ejercicio para que los resultados en cuanto a la prevención del cáncer sean óptimos.
Puedes calcular lo que necesitas practicar con la calculadora de ejercicio por calorías ingeridas que ha puesto a disposición de los internautas el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer.
Come zanahorias
Varios estudios han relacionado el desarrollo de diez tipos de cáncer como el de intestino o el de hígado con la obesidad y el sobrepeso. Al igual que el ejercicio, la alimentación es fundamental para mantenernos saludables y en nuestro peso ideal.
Para ello, suplir el aporte nutricional de alimentos altos en grasas por otros saludables y con menos calorías.
Así, por ejemplo, la guía recomienda sustituir botanas como las papas fritas por zanahorias crudas, que pueden convertirse en el aperitivo perfecto para picar entre horas y mantenernos saciados.
Cámbiate a alimentos integrales
Los expertos aconsejan intercambiar el pan blanco, la pasta o el arroz por sus variedades integrales para aumentar su consumo de fibra. “La fibra nos ayuda a sentirnos llenos durante más tiempo, por lo que es más fácil mantener un peso saludable y reducir el riesgo de cánceres relacionados con el sobrepeso”, comenta la autora.
No sólo eso, los alimentos ricos en fibras tienden a desplazarse rápidamente a través del sistema digestivo manteniéndolo en movimiento y procurando que funcione correctamente. De ahí que su consumo se haya asociado con la reducción del riesgo de padecer cáncer de intestino.
Sustituye la sal por especias
“Comer demasiada sal no sólo puede aumentar la presión arterial sino que también incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de estómago”, aseguran los expertos. Los científicos creen que esto puede deberse a los daños que causa la sal en las paredes del estómago.
No se trata de que a partir de ahora todos nuestros platos sean insípidos. Es tan sencillo como ir recortando su consumo gradualmente y sustituirla por pimienta, albahaca, laurel u otras especias, así como por limón o ajo, que también darán sabor a los alimentos sin necesidad de depender de la sal.
Cuidado con la carne
Diferentes estudios han demostrado que comer mucha carne roja, así como carnes procesadas (bacon o tocino) aumentan el riesgo de cáncer de intestino. Como ocurría con la sal, parece que la culpa podría tener relación con cómo afecta al revestimiento del estómago.
Además, como explican desde el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer, en algunos tipos de carnes ahumadas, curadas o saladas mediante conservantes, se pueden desarrollar determinadas sustancias cancerígenas.
Tampoco hay que hacerse vegetariano, pero la guía recomienda reducir el consumo de carne a un día a la semana sustituyéndola por pescado o verduras.
Haz ejercicio
“Sólo 30 minutos al día de actividad física pueden ayudar a reducir su riesgo de cáncer”, sentencia Hodgekiss. No sólo ayuda a mantenernos en forma –reduciendo el riesgo de cánceres relacionados con el peso– sino que además fortalece el sistema inmunológico y ayuda a mantener el sistema digestivo saludable.
La clave está en abandonar la vida sedentaria y tratar de estar en movimiento. Cualquier tipo de actividad es buena, desde ejercicios cardiovasculares hasta otros más relajados como el yoga o el pilates.
La guía también recomienda cambiar hábitos cotidianos tan sencillos como estar sentados mientras hablamos por teléfono y hacerlo dando un paseo, usar las escaleras en lugar del ascensor o aparcar el coche un poco más lejos del trabajo para caminar unos metros más. “Cuanto más hagas, más reducirás el riesgo de cáncer”, aconseja la autora.
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