Una mujer recibe una inyección de ácido hialurónico en una clínica de Taipei, el 26 de noviembre de 2009. |
Tras el escándalo internacional de implantes mamarios de la empresa francesa PIP, las inyecciones para eliminar las arrugas empiezan a provocar inquietud, sobre todo porque están sometidas en Europa a un sistema de vigilancia que es también muy poco estricto.
Fue el diario británico The Times el que alertó esta semana respecto a los rellenos para las arrugas, indicando que hay "160 productos inyectables contra las arrugas autorizados a la venta en Gran Bretaña", frente a solamente "seis autorizados a la venta" en Estados Unidos.
En Francia, unas 110 inyecciones contra las arrugas están autorizadas, señaló la agencia francesa de seguridad sanitaria, Afssaps.
En su mayoría, esas inyecciones -que no deben de ser confundidas con las inyecciones de tipo Botox, que eliminan las arrugas paralizando temporalmente los músculos- contienen gelatinas a base de ácido hialurónico, reabsorbibles por el organismo en un lapso de entre 3 y 24 meses.
Es decir, que cualquier persona que aspira a luchar contra el envejecimiento y conservar la tan anhelada juventud eliminando las arrugas y patas de gallo puede comprar esos productos, sin ninguna restricción médica, pese a que su composición puede presentar riesgos.
The Times afirma por eso que estas inyecciones contra las arrugas podrían convertirse en "el próximo desastre" sanitario en Europa.
En cambio, la autoridad de regulación en Estados Unidos, la Food and Drug Administration, exige que un producto inyectado debe estar sometido a las mismas exigencias que un medicamento, por lo que sólo ha concedido seis autorizaciones.
Tras el escándalo de los implantes de mama producidos por la empresa francesa PIP, que afecta a decenas de miles de mujeres en el mundo entero, las autoridades de salud francesas reconocen que la supervisión de la industria de la cirugía estética ha sido demasiado poco estricta, y que se precisan nuevas reglas.
Al igual que los implantes de mama, estas inyecciones (que se estiman en unas 600.000 anuales en Francia) son consideradas "dispositivos médicos" y no medicamentos, porque se trata de una "masa gelatinosa que rellena las arrugas sin acción de fármacos", explicó Nicolas Thevenet, funcionario de la Afssaps.
Esto significa que no están sometidos "a una autorización estricta", reconoció el responsable de la "supervisión del mercado de dispositivos médicos" de este organismo.
Señaló sin embargo que estas gelatinas son empero objeto de una vigilancia particular: "estamos atentos al tema, sabiendo que las normas no están totalmente definidas" y que el sector en cuestión es "particular, y difícil de evaluar".
La Afssaps está trabajando para imponer nuevas regulaciones para los fabricantes del sector de la cirugía, sobre todo con respecto a las pruebas clínicas, tras reconocer que éstas "no han sido suficientes para garantizar la seguridad de utilización del producto", señaló.
El problema principal, según esta agencia, se debe a la debilidad de los estudios realizados antes de poner en el mercado estos productos.
La Agencia desaconseja también fuertemente la compra en internet de estos productos, debido a los riesgos de que sean fraudulentos, y de "calidad mediocre".
AFP
En Francia, unas 110 inyecciones contra las arrugas están autorizadas, señaló la agencia francesa de seguridad sanitaria, Afssaps.
En su mayoría, esas inyecciones -que no deben de ser confundidas con las inyecciones de tipo Botox, que eliminan las arrugas paralizando temporalmente los músculos- contienen gelatinas a base de ácido hialurónico, reabsorbibles por el organismo en un lapso de entre 3 y 24 meses.
Es decir, que cualquier persona que aspira a luchar contra el envejecimiento y conservar la tan anhelada juventud eliminando las arrugas y patas de gallo puede comprar esos productos, sin ninguna restricción médica, pese a que su composición puede presentar riesgos.
The Times afirma por eso que estas inyecciones contra las arrugas podrían convertirse en "el próximo desastre" sanitario en Europa.
En cambio, la autoridad de regulación en Estados Unidos, la Food and Drug Administration, exige que un producto inyectado debe estar sometido a las mismas exigencias que un medicamento, por lo que sólo ha concedido seis autorizaciones.
Tras el escándalo de los implantes de mama producidos por la empresa francesa PIP, que afecta a decenas de miles de mujeres en el mundo entero, las autoridades de salud francesas reconocen que la supervisión de la industria de la cirugía estética ha sido demasiado poco estricta, y que se precisan nuevas reglas.
Al igual que los implantes de mama, estas inyecciones (que se estiman en unas 600.000 anuales en Francia) son consideradas "dispositivos médicos" y no medicamentos, porque se trata de una "masa gelatinosa que rellena las arrugas sin acción de fármacos", explicó Nicolas Thevenet, funcionario de la Afssaps.
Esto significa que no están sometidos "a una autorización estricta", reconoció el responsable de la "supervisión del mercado de dispositivos médicos" de este organismo.
Señaló sin embargo que estas gelatinas son empero objeto de una vigilancia particular: "estamos atentos al tema, sabiendo que las normas no están totalmente definidas" y que el sector en cuestión es "particular, y difícil de evaluar".
La Afssaps está trabajando para imponer nuevas regulaciones para los fabricantes del sector de la cirugía, sobre todo con respecto a las pruebas clínicas, tras reconocer que éstas "no han sido suficientes para garantizar la seguridad de utilización del producto", señaló.
El problema principal, según esta agencia, se debe a la debilidad de los estudios realizados antes de poner en el mercado estos productos.
La Agencia desaconseja también fuertemente la compra en internet de estos productos, debido a los riesgos de que sean fraudulentos, y de "calidad mediocre".
AFP
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