Los resultados de un estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience el profesor de biología celular y neurociencia, en la Escuela de Artes y Ciencias, muestra que el aumento de la producción de las proteínas cipina y PSD-95 tiene un efecto muy diferentes, y que éstas proteínas pueden ser la clave en la prevención de los daños a largo plazo asociados a un ictus.
Mientras que la cipina, una proteína que regula las células nerviosas y sus ramificaciones, evita que las células nerviosas no dañadas durante el ictus pierdan su capacidad de comunicarse con otras células y detiene cualquier daño cerebral o neurológico secundario, la PSD-95 acelera la destrucción celular e inhibe la recuperación.
La lesión secundaria a un ictus puede ocurrir días o incluso semanas después y con frecuencia incluye la falta de flujo sanguíneo, de oxígeno y el hinchazón del cerebro.
Utilizando un modelo in vitro de toxicidad inducida por glutamato en cultivos de hipocampo de rata, encontraron que la sobreexpresión de cipina o la inhibición de PSD-95 incrementa el porcentaje de neuronas con varicosidades y el número de varicosidades a lo largo de las dendritas, disminuye el tamaño de las varicosidades después de la exposición subletal a NMDA, y protege las neuronas de la muerte inducida por NMDA. Por el contrario, la inhibición de la cipina o la sobreexpresión de PSD-95 tiene los efectos opuestos. (ineurocampus.mobi)
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