El colectivo muestra mejores hábitos que la población general, en la que un 30% sigue fumando
"Médicos y enfermeros están cumpliendo su papel modélico en la sociedad. Se ha reducido drásticamente la prevalencia del tabaquismo en los profesionales sanitarios", ha dicho Carlos Jiménez, director del Programa de Investigación en Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). Así se desprende de un estudio epidemiológico que analiza la prevalencia del tabaquismo en sanitarios, realizado por la Separ, en colaboración con Menarini, y que se ha presentado en Madrid.
El 9,6% de los profesionales son fumadores diarios, el 2,1 ocasionales y un 41,3 son exfumadores. Al desglosar entre enfermeros y médicos, el 13, 52% de los primeros fuman frente al 11% de los facultativos. Además, los enfermeros muestran un grado de dependencia física a la nicotina mayor que los médicos.
Sin embargo, en la población general la prevalencia de fumadores sube al 30% y la de exfumadores al 38,1. "Están 18 puntos porcentuales por encima de los sanitarios. Así que parece que éstos están empezando a cumplir un papel modélico", ha afirmado Jiménez, al comparar los resultados con otro estudio del extinto Insalud en 1998 y que analizó también la prevalencia y las actitudes respecto al tabaco.
Hace 15 años el 39% de los sanitarios eran fumadores, y de ellos, el 34,7% de los médicos. "Ahora los profesionales consumen de media 10 cigarrillos al día -9 los médicos y 11 los enfermeros-. En 1998 la media era de 15 al día, lo que implica que los sanitarios fuman significativamente menos que en 1998".
Percepciones
En cuanto a las percepciones de los sanitarios, el 98% está totalmente de acuerdo con la afirmación de que el tabaco es perjudicial. "La sensibilización del profesional probablemente se ha manifestado a favor de la prevención del tabaquismo, al comparar los datos. De tal manera que no sólo hay que predicar el mensaje sino dar ejemplo, y eso es lo que están haciendo", ha dicho Segismundo Solano, coordinador del área de Tabaquismo de la Separ. El médico ocupa un lugar privilegiado para ayudar a abandonar el hábito, puesto que se calcula que el fumador acude dos veces al año al médico.
Esta ayuda dependerá de si el profesional es o no fumador, ya que, según Solano, hay estudios que señalan que el hábito tabáquico influye negativamente en la intensidad y la actitud del personal sanitario para aconsejar, prevenir y tratar al fumador. En ello coincide Pilar de Lucas, presidenta de la Separ, para quien "la función modélica y, sobre todo, informativa y de manejo del hábito es esencial. El médico, a su vez, tiene que formarse y su propia actitud es formación.
Está claro que el 98% de los profesionales saben que el tabaco es perjudicial pero no lo van a transmitir igual si tienen su propia vivencia de no fumador" o si continúan fumando.
Isabel Gallardo Ponce. Madrid | igallardo@diariomedico.com
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