Investigadores de la UNED descubren que, cuando el trabajo que desarrollan estos pacientes no implica actividad física, la enfermedad se agrava.
"Las personas que realizan un trabajo sedentario, que implica poca actividad física, tienen una peor condición neuromuscular, lo que puede agravar el padecimiento de la fibromialgia”, explica Miguel Ángel Vallejo, catedrático de Psicología Clínica del Departamento de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED. Ésta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista Rheumatology International.
La fibromialgia, que afecta sobre todo a mujeres, es una enfermedad que implica dolores crónicos de músculos, fatiga intensa, alteraciones del sueño, rigidez en las articulaciones, trastornos cognitivos y diferentes cuadros de ansiedad y depresión.
El estudio, realizado por investigadores de la UNED en colaboración con expertos del Hospital Gregorio Marañón (Madrid), del Hospital General Universitario de Alicante y de los laboratorios Pfizer, se apoya en las entrevistas personales mantenidas con 301 pacientes (291 mujeres y 10 hombres) de 15 centros hospitalarios de toda España.
La población estudiada llevaba más de diez años con la enfermedad. De todos ellos, 171 se encontraban en activo, y a su vez se dividían en aquellos que habían sufrido una invalidez temporal laboral durante los últimos doce meses, un 67,8%, y aquellos que habían podido trabajar de forma regular, un 32,2%.
La actividad física ayuda
La investigación revela que trabajar resulta beneficioso para este tipo de pacientes, “siempre que la tarea se ajuste a la capacidad funcional”, matiza el doctor Vallejo. De esta forma, si el enfermo realiza una actividad excesiva, fatigándose o sufriendo dolor, la actividad laboral podrá empeorar la enfermedad.
Puesto que la mejora de la condición física resulta positiva para el paciente, son perjudiciales aquellas actividades sedentarias que implican un escaso esfuerzo físico, como el trabajo de oficina, conducir o atender en un comercio.
"También es negativo reducir e incluso anular prácticamente la actividad”, asegura el investigador. "El trabajo es, en muchos casos, el principal ámbito de desarrollo personal y socia, por lo que su abandono supone una pérdida muy relevante para la persona”, añade.
El estudio pone de manifiesto la influencia de esta dolencia en la jornada laboral de los pacientes: de los 101 pacientes que no trabajaban, el 66,9% dejó su empleo a causa de la fibromialgia.
Una población estigmatizada
Además de enfrentarse a la larga lista de síntomas de la enfermedad, los enfermos chocan a diario con la incomprensión de sus familiares, amigos y compañeros de trabajo.
"La persona con fibromialgia se encuentra estigmatizada socialmente”, afirma el investigador. “Como se trata de una enfermedad con causa desconocida, algunos médicos cuestionan su existencia”, añade, "y la estigmatización aumenta porque es una dolencia que se da, fundamentalmente, en la población femenina".
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