En los años 60, el equipo de desarrollo Skunk Works de la compañía Lockheed Martin creó un avión supersónico para reconocimiento estratégico. Era el Lockheed SR-71, más conocido como Blackbird. Hoy, el mismo equipo que creó aquel pájaro negro presenta los diseños de su sucesor, un nuevo avión espía que surcará los cielos en 2018.
La nueva aeronave tiene, de momento, el poco imaginativo nombre de Lockheed SR-72, aunque estamos seguros que su perfil futurista no tardará en ganarse un apodo por parte de sus creadores o pilotos. El SR-72 está pensado para reconocimiento estratégico en países cuyo espacio aéreo es demasiado peligroso para el reconocimiento con drones, y cuya orografía hace difícil la exploración con satélites. A diferencia del Blackbird (bajo estas líneas), el SR-72 también dispondrá de medios de ataque aún sin especificar.
Quitando lo conveniente o no que nos parezca esta manía del Gobierno de Estados Unidos de espiarlo todo, lo cierto es que el SR-72 será un auténtico prodigio tecnológico del que pueden derivarse otras aplicaciones más productivas que mirar al vecino. Invisible al radar, sus dos motores lo impulsarán a una velocidad de Mach-6, el doble que la de su predecesor. El avión es heredero del vehículo hipersónico conocido como Proyecto Falcon y desarrollado por la agencia de investigación Darpa. [Aviation Week]
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