Durante años, las personas han tratado de mantener una dieta extremadamente baja en calorías, esperando evitar las enfermedades y retrasar los efectos del envejecimiento.
Es un enfoque que está basado en los resultados de la ciencia al mostrar que el limitar las proteínas y los azúcares parece impedir los procesos del cuerpo que conducen a la diabetes e incluso al cáncer. Pero también es un camino duro que puede colmar la paciencia y la fuerza de los dietistas, dijo Valter Longo, investigador de envejecimiento de la USC, quien recientemente dirigió un estudio que buscaba una mejor forma para obtener los beneficios del ayuno sin tanto dolor.
“Queríamos saber, ¿qué pasaría si dejábamos que las personas comieran de forma normal, pero entonces una vez cada par de semanas engañaban al sistema para que pensara que estaba hambriento?”, dijo Longo.
Los resultados del experimento de Longo, publicados la semana pasada en la revista Cell Metabolism, demostraron que el plan de imitación del ayuno en realidad funcionó.
La investigación fue realizada en tres partes: en levaduras, en ratones y en personas.
Cuando el equipo de Longo alternaba entre ofrecerle a la levadura un medio nutritivo y luego colocarla en ayuno, vivían más tiempo. Los ratones de mediana edad que fueron alimentados con una dieta que imitaba el ayuno vivían más tiempo y tenían menos grasa, menos cáncer, menos pérdida de densidad ósea y otros efectos positivos.
Para comenzar a entender los efectos que tiene una dieta tipo ayuno sobre las personas, el equipo organizó un ensayo clínico aleatorizado piloto que involucraba a 38 sujetos sanos entre las edades de 18 a 70 años. La mitad del grupo fue asignada al azar a un grupo de control que comía de forma normal, regresando para la realización de pruebas al final de un estudio de tres meses.
La otra mitad pasó a través de tres ciclos mensuales de cinco días de duración con la dieta que imitaba el ayuno. Su comida -- toda a base de plantas, baja en carbohidratos, baja en proteína y con altos niveles de grasa saludable – se les entregaba en una caja e incluía sopas en polvo, barras de nueces y papas. La comida proporcionaba unas 1,090 calorías en el primer día y alrededor de 725 calorías del día 2 al 5.
“Tratamos de hacerlo lo más cercano posible a algo que se parece a la comida normal”, dijo Longo, agregando que el 95% de las personas que hicieron la dieta mantuvieron el plan — un índice de éxito que sorprendió a los investigadores.
“Creo que las personas notaron muchos resultados, y eso los motivó a regresar”, dijo.
Los sujetos de prueba que se comieron la dieta especial experimentaron una disminución en sus niveles de glucosa en la sangre durante su ayuno y en los factores asociados con el cáncer y el riesgo cardiovascular. En los ratones, los investigadores observaron un aumento en el número de células madre, sugiriendo que las condiciones tipo hambruna mataban a las células más viejas y más débiles, y permitían que surgieran las células más joven y renovados.
“Todo se está haciendo un poco más joven y vuelve a trabajar mucho mejor”, dijo Longo.
Longo y sus colegas casi terminan con otro estudio que contiene de 70 a 80 sujetos de prueba, y pronto se reunirán con los funcionarios de la Administración de Alimentos y Drogas para ver si la dieta podría ser adecuada para las personas con enfermedades como el cáncer – para ver si es capaz de reducir las recurrencias, por ejemplo, al recetar un plan de alimentación de imitación de ayuno.
Longo dijo, que algún día los médicos quizá quieran comenzar a recetar dietas similares para los pacientes con marcadores que muestran que están en riesgo de desarrollar cáncer y otras enfermedades – así como los médicos hoy recetan dietas especiales y medicamentos para los pacientes con colesterol elevado, quienes están en riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca. (Longo tiene acciones en la compañía de alimentos médicos respaldada por la USC, L-Nutra; El análisis de los datos para el estudio de Metabolismo Celular fue realizado por científicos que no tienen vínculos con la empresa, dijo).
Longo, quien para empezar, come con moderación y sanamente, pero quien dijo que sigue el régimen más estricto una o dos veces al año, hizo hincapié en que las personas no deberían experimentar con dietas como esta sin tener supervisión médica.
“Esto es en realidad una intervención fuerte”, advirtió.
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