Esta conclusión probablemente será recibida con escepticismo por los partidarios de la teoría tradicional de la adicción a la nicotina, porque socava el papel fisiológico de ésta y coloca el papel de la mente por encima del de la materia, tal como reconoce el Dr. Dar. Él espera, sin embargo, que esta investigación ayude al personal médico y a las autoridades sanitarias a desarrollar terapias para el abandono del hábito de fumar más exitosas que las basadas en caros parches o chicles de nicotina.
Las conclusiones del Dr. Dar y sus colegas están basadas en su nuevo estudio, además de en el anterior. En el más reciente, monitorizaron el ansia de fumar en personal de vuelo adicto al tabaco, tanto hombres como mujeres, de una aerolínea. Cada participante fue supervisado durante dos vuelos de duración distinta: un vuelo largo de 10 a 13 horas de duración, de Tel Aviv a Nueva York, por ejemplo; y un trayecto más corto entre Israel y Europa, con una duración de 3 a 5 horas. Mediante un cuestionario, se registraron los niveles de deseo de fumar en el personal a lo largo de cada vuelo.
El Dr. Dar y sus colegas comprobaron que la duración del vuelo no tenía un impacto significativo sobre la intensidad del anhelo, que era similar para los vuelos cortos y los largos. Por otra parte, los niveles de deseo al final de cada vuelo demuestran que el ansia de fumar de estas personas se incrementaba ante la cercanía del aterrizaje, con independencia de lo que durase el vuelo. El Dr. Dar ha llegado a la conclusión de que el anhelo de fumar está más producido por estímulos psicológicos que por los efectos fisiológicos de la privación de nicotina.
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