Un reciente estudio presentado en el 16º Congreso de Wonca Europa,señala que las sustancias tóxicas derivadas de la inhalación del humo del tabaco se acumulan en todo el cuerpo y, mediante el sistema circulatorio, llegan a los ojos, y por lo tanto aceleran el proceso de envejecimiento celular y agravando las cataratas y la degeneración macular asociada a la edad.
Además de ser la causa directa de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer, el tabaco puede generar pérdida de visión.
Las sustancias tóxicas derivadas de la inhalación del humo del tabaco se acumulan en todo el cuerpo y, mediante el sistema circulatorio, llegan a los ojos.
De la misma manera que afectan al sistema vascular del organismo inflamando la capa interior de las venas y de las arterias -, aunque las más afectadas son de la retina por ser más pequeñas y frágiles, además de susceptibles a desarrollar coágulos en su interior con la posterior degeneración de la mácula. Cuando esto ocurre, la retina compensa el inadecuado paso de sangre con la creación de más arterias y venas, lo que sólo contribuye a obstruir más la visión.
Hasta un 8 por ciento de los adultos mayores tiene afección en los ojos debido al consumo de tabaco.
Se considera que el tabaco provoca y agrava las cataratas, una opacidad del cristalino del ojo, de su cápsula o del humor vítreo (líquido gelatinoso y transparente que llena el espacio entre la superficie interna de la retina y la cara posterior del cristalino), que impide el paso de los rayos luminosos y conduce a la ceguera. Esta enfermedad es un 40% más frecuente en la población de fumadores.
Éstas son algunas de las conclusiones de un estudio realizado en 367 pacientes de 56 años, presentado en el 16º Congreso de Wonca Europa, celebrado en Málaga.
Este trabajo pone al descubierto el desconocimiento de los efectos perjudiciales del hábito tabáquico sobre la salud visual. Por ejemplo, el 86% de la población adulta desconoce que fumar también está asociado a un incremento del riesgo de sufrir alteraciones oculares.
Está demostrado que fumar acelera el proceso de envejecimiento celular y agrava las distintas enfermedades atribuibles al paso de los años, sobre todo, las cataratas y la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Sin embargo, aunque el 46% de los pacientes encuestados era fumador, los resultados ponen en evidencia que hasta un 78% desconocía esta relación con las cataratas y un 62%, su relación con la DMAE.
Cabe destacar que la degeneración macular es la primera causa de ceguera entre la población mayor de 50 años en los países desarrollados.
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