Se invierten 1.200 millones de dólares al año y se requieren 6.000
La comunidad internacional ha admitido que es imposible erradicar la malaria de forma definitiva antes de 20 años, después de un proceso consultivo sin precedentes entre los expertos mundiales que ha servido para sentar las bases de un cambio de paradigma en el combate de esta enfermedad, y cuyas conclusiones ha presentado el director del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (Cresib), Pedro Alonso.
Alonso, en la rueda de prensa celebrada en el Hospital Clínic, ha admitido que la investigación de la malaria requiere de unos 6.000 millones de dólares anuales, pero solo se invierten unos 1.200 y, además, "no existe un buen mecanismo de coordinación" entre los centros investigadores de cada país.
El cambio de paradigma, resultado de la participación de más de 250 expertos de 36 países, implica que a partir de ahora los investigadores se centrarán en la erradicación de esta enfermedad y no en su control, lo que supone "diferencias muy sustanciales" con el presente.
Las conclusiones del proceso consultivo mundial se publican en la revista 'PLoS Medicine' en un formato monográfico que sirve también para repasar la lucha contra una enfermedad transmitida por la picadura de los mosquitos y cuya erradicación la comunidad internacional ya admitió que no era posible en 1969, tras 14 años de investigaciones.
Las conclusiones de la iniciativa Malaria Eradication Research Agenda (malERA) proponen una visión común entre investigadores y mecenas, y son el resultado del llamamiento que se hizo en 2007 durante el Malaria Forum organizado por la Fundación Bill & Melinda Gates.
La malaria sigue siendo una enfermedad endémica en 106 países y se estima que en 2009 murieron alrededor de 718.000 personas por esta dolencia, si bien los contagios provocados por el 'Plasmodium vivax', el parásito en teoría menos peligroso que el 'Plasmodium falciparum', podrían superar los 80 millones.
QUÉ DEBE CAMBIAR
Alonso ha señalado que la erradicación es un objetivo "ambicioso pero no inmediato", y para ello ha señalado tres aspectos con la suficiente capacidad transformadora para dar un giro de 180 grados en el combate de la enfermedad: el diseño de una vacuna que reduzca la infección --y no solo sus efectos--; el descubrimiento de un fármaco en monodosis que sea totalmente profiláctico durante al menos seis semanas, o bien que se consiga actuar sobre los mosquitos de forma que dejen de contagiar la enfermedad.
El investigador ha reconocido la "enorme sensación de fracaso" que se produjo en los años 70 cuando, a pesar de haberse descubierto el DDT y la cloroquina, no se logró erradicar la enfermedad, si bien también ha hecho hincapié en que la comunidad internacional sí ha logrado erradicar otras enfermedades como la viruela.
Asimismo, Alonso ha expresado que es necesario "diseñar un mecanismo de gobernanza global para evitar duplicidades" en las investigaciones, algo complejo porque las agencias financiadoras son "muy celosas" de las investigaciones que patrocinan.
Entre los proyectos en marcha, Alonso ha recordado que a lo largo del último trimestre de este año tendrán los primeros resultados sobre el ensayo en fase III de una vacuna experimental contra la malaria, que se inyectará a unos 16.000 niños de 11 centros de 7 países de África --Mozambique, Tanzania, Burkina Faso, Gabon, Ghana, Kenya y Malawi--, convirtiéndose así en el mayor ensayo de una vacuna contra esta enfermedad.
Se espera que la vacuna sea capaz de reducir en hasta un 40 por ciento los números de casos, con un efecto potencial de cuatro años seguidos, aunque Alonso ha reconocido que esta vacuna no bloquea la infección de los mosquitos que pican y por tanto no frena la expansión del contagio.
Precisamente, cuando habla del cambio de paradigma, Alonso se refiere a la necesidad de diseñar una vacuna que incida sobre todo el proceso de expansión de la enfermedad, y no solo sobre un retraso o limitación, como paso necesario para pasar del control a la erradicación.
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