El microcrédito, objeto de creciente escrutinio político Cada vez más, el microcrédito es objeto de hostilidad política en países como Bangladesh, India y Nicaragua.
El microcrédito, antes elogiado como poderosa arma en la lucha contra la pobreza, es objeto de creciente hostilidad política en naciones como Bangladesh, India y Nicaragua, según informa el New York Times .
Hacia fines de 2009, se habían otorgado micropréstamos, bajo distintas modalidades, a 91 millones de clientes −en su mayoría mujeres−, por un total de US$ 70 millones. Pero el buen nombre que esta actividad tuvo durante muchos años está siendo socavado porque los políticos acusan a las entidades de microcrédito de lucrar a costa de los deudores. De hecho, el primer ministro de Bangladesh, Sheikh Hasina Wazed, otrora un adalid del microcrédito, ordenó que se investigue al Banco Grameen, pionero de las microfinanzas.
El fundador de esta entidad, Muhammad Yunus, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2006 por sus innovaciones en este campo. A su vez, una rigurosa legislación recientemente sancionada en la India con el fin de restringir los micropréstamos, ha desacelerado el progreso de las que hasta hace poco tiempo eran las entidades de microcrédito de más rápido crecimiento del mundo, mientras que cada vez más políticos y activistas de Nicaragua, Pakistán y Bolivia instan a los deudores a no devolver sus préstamos.
La crítica reciente deriva en parte de los encontrados resultados de esta industria. Muchos tomadores de micropréstamos no parecen estar saliendo de la pobreza, mientras que otros se endeudan cada vez más. El acelerado crecimiento y las cuantiosas ganancias de algunas entidades micro-financieras también han alimentado el resentimiento. El año pasado, los inversores de SKS Microfinance, la mayor entidad de microcrédito de la India, vendieron acciones por valores hasta veintinueve veces superiores a los que se habían pagado por ellas hace unos pocos años.
Mientras el creciente resentimiento hacia la industria parecería ser global, cada país tiene a su vez sus específicos motivos de queja. En Bangladesh, las desavenencias entre Hasina y el Banco Grameen surgieron después de que Yunus anunciara su intención de crear un partido político en 2007. Si bien el proyecto no prosperó, la relación entre Yunus y el primer ministro se mantiene distante. Por su parte, en la India los dirigentes del estado sureño de Andhra Pradesh, que concentra un tercio de la totalidad de los microcréditos del país, acusó a los prestamistas de empobrecer a sus clientes e instó a los tomadores de microcréditos a no devolver sus préstamos.
En medio de cabildeos políticos, pronto cundió la desconfianza con respecto a los microcréditos en todo el país, y los bancos −la principal fuente de financiación de las entidades de micropréstamos− respondieron recortando la disponibilidad de fondos.
Algunos representantes del sector argumentan que aquellos que sólo se dedican a dar préstamos necesitan diversificarse y ofrecer también cuentas de micro-ahorro las que, en opinión de muchos entendidos, contribuyen a la erradicación de la pobreza con mucha mayor eficacia que los préstamos. Muchos expertos también sostienen que las organizaciones de microcrédito deben medir su éxito no sólo a través de las ganancias sino también evaluando cuán rápido sus clientes pueden salir de la pobreza.
“Estas crisis ocurren cuando el sector de las micro-finanzas se satura, cuando crece demasiado rápido, y cuando los mecanismos para controlar el sobre-endeudamiento no están muy bien desarrollados,” afirmó Elisabeth Rhyne, una alta funcionara de Accion International. Por otra parte "del lado de la política, los políticos o los actores políticos se aprovechan de cualquier oportunidad. Cuando se enteran de que hay problemas o reclamos, allí van pensando que ’podemos sacar de rédito con esto’." Opinión Sur
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