Las conexiones hechas en nuestro cerebro durante los primeros años de nuestra vida podrían ser la clave para un desarrollo mental saludable. (Foto: Newcastle U.) |
En las personas, estas conexiones a larga distancia permiten que los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro se comuniquen, y también que integren diferentes tipos de información, como el sonido y la visión. En estudios previos, se ha encontrado un cambio en la cantidad de estas conexiones coincidiendo con trastornos cerebrales del desarrollo tales como el autismo, la epilepsia y la esquizofrenia.
Los investigadores de la Universidad de Newcastle, Marcus Kaiser y Sreedevi Varier, realizaron un sofisticado análisis informático relacionando datos asociados al nacimiento con patrones de conectividad de las neuronas, en el gusano Caenorhabditis elegans. Y han constatado que cuando dos neuronas se desarrollan una muy cerca de la otra, forman una conexión que se alarga cuando las dos se alejan una de la otra mientras el organismo crece. Este fenómeno permite crear un tipo de enlace conocido como conexión de larga distancia.
En este estudio, se ha demostrado por primera vez que éste es el mecanismo más frecuente por el que se establecen con éxito las conexiones de larga distancia.
Aunque es muy pronto todavía para que esta investigación tenga aplicaciones clínicas directas, al menos sí amplia el conocimiento científico existente sobre los cambios estructurales en el cerebro, y aporta algunas posibles pistas sobre cómo estas conexiones pueden volverse defectuosas.
Profundizando lo suficiente en esta línea de investigación, quizá se logre esclarecer aspectos clave de la epilepsia y el autismo, abriendo la posibilidad de desarrollar mejores tratamientos para ambas dolencias.
Profundizando lo suficiente en esta línea de investigación, quizá se logre esclarecer aspectos clave de la epilepsia y el autismo, abriendo la posibilidad de desarrollar mejores tratamientos para ambas dolencias.
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