Ciudad de México (México). Las autoridades de salud están muy preocupadas por desarrollar programas de control de la obesidad, la cual se ha convertido en uno de los problemas de salud pública más grandes de los últimos tiempos. Sin embargo, lejos de lograr mejoras, el problema es cada vez mayor. Quizá una de las razones por las que las campañas son insuficientes o poco efectivas, es que apelan a la fuerza de voluntad de la población afectada, cuando que es probable que el problema de muchos ellos sea mucho más complejo de resolver.
Esto se entiende de manera más sencilla -y aceptada- con otras sustancias conocidas por sus propiedades adictivas, como el alcohol, las drogas o inclusive la nicotina. Una persona que tenga una fuerte adicción a este tipo de cosas, se le considera una persona enferma que requiere ayuda, ya sea médica, de un grupo de apoyo o de algo superior a su "fuerza de voluntad".
Esto no significa que las personas con adicciones no sean capaces de tener disciplina o control. Muchas veces son individuos muy exitosos con grandes logros en muchos ámbitos de su vida. Sólo que tienen una reacción ante ciertas sustancias, que va más allá de su capacidad para controlarla.
Para mucha gente, la comida puede tener este efecto. Muchas personas pueden mantener una dieta y controlar su manera de comer y su peso. Quizá no les sea fácil, pero lo pueden manejar. En cambio, otras personas no lograrán su objetivo por más dietas que intenten. Recordemos que la mayoría de los apoyos que se brindan para el problema de la obesidad (nutriólogos, centros para bajar de peso, etc.), por lo general reducen la solución a una dieta, acompañada a lo mejor por pastillas, fajas, acupuntura o algo similar. Pero muy pocos sistemas ofrecen el apoyo más importante de todos: el psicológico.
Esto se entiende de manera más sencilla -y aceptada- con otras sustancias conocidas por sus propiedades adictivas, como el alcohol, las drogas o inclusive la nicotina. Una persona que tenga una fuerte adicción a este tipo de cosas, se le considera una persona enferma que requiere ayuda, ya sea médica, de un grupo de apoyo o de algo superior a su "fuerza de voluntad".
Esto no significa que las personas con adicciones no sean capaces de tener disciplina o control. Muchas veces son individuos muy exitosos con grandes logros en muchos ámbitos de su vida. Sólo que tienen una reacción ante ciertas sustancias, que va más allá de su capacidad para controlarla.
Para mucha gente, la comida puede tener este efecto. Muchas personas pueden mantener una dieta y controlar su manera de comer y su peso. Quizá no les sea fácil, pero lo pueden manejar. En cambio, otras personas no lograrán su objetivo por más dietas que intenten. Recordemos que la mayoría de los apoyos que se brindan para el problema de la obesidad (nutriólogos, centros para bajar de peso, etc.), por lo general reducen la solución a una dieta, acompañada a lo mejor por pastillas, fajas, acupuntura o algo similar. Pero muy pocos sistemas ofrecen el apoyo más importante de todos: el psicológico.
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