Un test que detecta uno de las cientos de sustancias químicas que contiene el humo del tabaco puede estimar con mayor exactitud los niveles de exposición de la boca de los fumadores y ser útil en el desarrollo de métodos para dejar de fumar hechos a medida del consumidor.
Este hallazgo, realizado por los expertos de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Atlanta, en Estados Unidos, se ha presentado en el 240 Encuentro Nacional de la Sociedad Química Americana (ACS, en inglés).En concreto, el equipo de Clifford Watson, químico de los CDC, describe un nuevo método para medir la distribución en sangre de un conjunto seleccionado de sustancias químicas que un fumador consume en cada cigarrillo, lo que proporciona una información más exacta que la de las máquinas tradicionalmente usada para medir estos parámetros.
Según Watson, "históricamente, el conocimiento sobre las cantidades de carcinógenos, nicotina y alquitrán producidos por los cigarrillos está basada en los datos facilitados por las máquinas de fumar"."Estas máquinas no fuman cigarrillos del mismo modo que lo hacen las personas. Los fumadores pueden inhalar grandes volúmenes de humo o tomar más humo por cada cigarrillo que el régimen fijo que utilizan las máquinas de fumar", indica.
"Nuestro método evita estos riesgos y facilita un verdadero 'nivel bucal' y no tanto un 'nivel de máquina' y así un perfil de la exposición a las sustancias perjudiciales del tabaco en cada fumador", apunta.Las posibles aplicaciones futuras de este test incluyen examinar el patrón de consumo diario de cigarrillos de un fumador y desarrollar un programa óptimo para dejar este hábito, basado en su patrón de conducta.Para Watson, es posible desarrollar planes individualizados para dejar e fumar, a medida del patrón de conducta de cada fumador para mejorar los resultados, generalmente bajos.
Además, este nuevo método puede servir para comprender mejor los riesgos para la salud que conlleva fumar e los diferentes niveles de adicción, añadeLos investigadores basaron su método en anteriores estudios de una sustancia natural presente en el tabaco denominada solanesol.
Durante el consumo de cigarrillos, una parte de solanesol se deposita en el filtro del cigarrillo y sirve como un buen sucedáneo de 'marcador' para otros compuestos del humo que los fumadores expulsan por sus bocas.
La medición de este componente puede usarse para evaluar la exposición del fumador a muchos otros productos químicos de los más de 7.000 presentes en el humo del tabaco.
Según este trabajo, incluso los cigarrillos etiquetados como 'light' o bajos en alquitrán son peligrosos, lo que ha animado a las autoridades del medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) a prohibir recientemente a las tabacaleras usar estos términos en las cajetillas. MADRID, (EUROPA PRESS)
lunes, 23 de agosto de 2010
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