Acerca del pensamiento y el nuevo libro del reconocido matemático y escritor argentino Pablo Amster.
Por Ana Ochoa, Directora Comunicaciones Explora
Los buenos maestros tienen algo de comadronas: ayudan a procrear, provocan, acompañan el nacimiento de las ideas en los discípulos, recordó ayer en el Parque Explora de Medellín el reconocido matemático y escritor argentino Pablo Amster. Sócrates decía que él era como su madre, la partera Fenareta: su Mayéutica, que viene de maieutiké, arte de ayudar a procrear, “tiene las mismas características que el arte de las comadronas. Pero difiere de él en que hace parir a los hombres y no a las mujeres, y en que vigila las almas, y no los cuerpos, en su trabajo de parto. Lo mejor del arte que practico es, sin embargo, que permite saber si lo que engendra la reflexión del joven es una apariencia engañosa o un fruto verdadero.”
A propósito de preguntas inductoras ¿qué diablos tiene que ver un tango como Yira, Yira y su “verás que todo es mentira” con una de las más famosas paradojas de la historia, la paradoja de Epiménides? "Si es verdad que todo es mentira, también lo es esta frase y entonces la frase es… verdadera y falsa a la vez. Este es el ingrediente principal del teorema del matemático Gödel”, dice Amster. Y por ahí, revolando en cubos, aparecen en la conversación de Amster historias de Arquímedes, Leibniz, Poincaré, Gauss, Riemann, Fermat y del favorito de Borges: Georg Cantor, el hombre de la teoría de conjuntos y los números transfinitos que es a los matemáticos lo que a los tangueros es Gardel: “Cuando Gardel abre la boca, el resto en la pichonera".
Amster, doctor en matemáticas, escritor y músico descubre los gestos de las matemáticas no sólo en Bach o en Béla Bártok, sino en Discépolo y otras musas de sus matemáticas para compadritos. ¿Y quién no se ha sentido un piantao en matemáticas? “En matemática es muy común quedarse, como ´abrazao a un rencor´, aferrado a una idea que al final resulta errónea. O entusiasmarse con un argumento que después no funciona. Uno se siente “un gil, que alzó un tomate y lo creyó una flor”. “¡Sol de mi vida, fui un fracasao!”.
Amster, investigador formal, con más de 70 publicaciones científicas, es un solvente lector que se fuga hacia autores crípticos como Macedonio Fernández o Lacan, a quien estudió como parte de su errancia por el sicoanálisis y las matemáticas. Amster es músico, “un curioso espécimen de doble personalidad matemusical”, según Diego Golombek, y fue invitado a Colombia por la Universidad Nacional para compartir su trabajo científico y su labor como divulgador de las ciencias. Amster vaga con soltura entre los más diversos temas y su conversación sobre matemáticas es, en todo caso, una amena conversación sobre arte.
¿Podríamos comprar tres entradas de cine si no existiera un acuerdo previo sobre lo que quiere decir "tres"? ¿No aplicamos, quizá sin saberlo, la geometría de Euclides al colocar una estantería en la pared? ¿Es posible componer música sin tener en cuenta la íntima relación de la matemática con las escalas y los intervalos?
En Fragmentos de un discurso matemático, Pablo Amster ofrece posibles respuestas a estas preguntas e invita al lector a encontrar las propias, redescubriendo la matemática a partir de un recorrido por un universo de ramificaciones múltiples. En este acercamiento a temas tan diversos como el conjunto de los números naturales, los infinitos, el problema del límite y el continuo, las secuencias azarosas y los logaritmos, el autor explora algunas de las relaciones que existen entre la matemática y una gran variedad de otros discursos, que conforman la compleja trama del pensamiento humano.
Este itinerario particular por el universo matemático incluye las más diversas escalas: la literatura y el psicoanálisis, la historia y la filosofía, la música y los juegos de azar. Y ese recorrido está acompañado por una pluralidad de voces y puntos de vista: matemáticos y filósofos como Fibonacci, Poincaré, Russell y Leibniz, escritores como Borges, Eco, Poe o Kafka y compositores como Bach.
La invitación a emprender esta aventura es "personalizada": el libro no se divide en capítulos, sino en secciones y digresiones, retazos o fragmentos de una trama global que se pueden transitar (es decir, avanzar, retroceder o saltear) a gusto, creando un plan de lectura de acuerdo con el deseo de cada lector.
"Al fin y al cabo -nos dice Pablo Amster-, quizás toda la matemática no sea otra cosa que el resultado de una larga e incierta introspección." Colección: Ciencia y tecnología. (IntraMed News)
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