(NC&T) Estas mediciones preliminares, hechas a partir de datos obtenidos por investigadores de universidades y otros organismos de diversos países, incluyendo a geocientíficos en Chile, proporcionan una imagen mucho más clara del poder subyacente en este temblor, considerado ahora como el quinto más potente desde que se tienen instrumentos para medir desplazamientos sísmicos.
Desplazamientos detectados. (Foto: OSU)
Buenos Aires, la capital de Argentina, se movió cerca de 2,5 centímetros hacia el oeste. Y la capital de Chile, Santiago, se desplazó cerca de 28 centímetros hacia el oeste-suroeste. Las ciudades de Valparaíso y Mendoza también se movieron significativamente.
El epicentro del terremoto se localizó en una región de Sudamérica que es parte del llamado Anillo de Fuego del Pacífico, un área donde tienen lugar muchas de las erupciones volcánicas y terremotos del planeta. A todo lo largo de esta línea, las placas tectónicas sobre las que se mueven los continentes se presionan entre sí en las zonas de fallas.
El terremoto chileno de Febrero se desencadenó en el punto de deslizamiento y aplastamiento de la placa tectónica de Nazca bajo la placa sudamericana adyacente. Los terremotos habitualmente liberan tensiones geológicas acumuladas en estas zonas de convergencia.
El equipo de investigación descubrió el movimiento de las ciudades al comparar ubicaciones exactas, determinadas mediante GPS antes del terremoto principal, con las de casi 10 días después.
Mike Bevis, profesor de ciencias de la Tierra en la Universidad Estatal de Ohio, ha liderado desde 1993 un proyecto en el que se ha estado midiendo la deformación y el movimiento de la corteza en las zonas central y sur de los Andes. Se espera que esta iniciativa vea triplicada su red actual de 25 estaciones GPS diseminadas a través de la región.
lunes, 19 de abril de 2010
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