(CNN) – Cuando Julia Kozerski veía una cámara, se agachaba y la esquivaba. Ella se escondía detrás de otras personas o se ofrecía tomar la fotografía para evitar ser fotografiada.
"Era una vergüenza que alguien tuviera esa foto", dice Julia, quien llegó a pesar 338 libras. "Esto te atormenta".
Pero cuando Kozerski se casó en 2009 tuvo que hacer frente a la cámara por las razones obvias que cada novia tiene.
"Yo no me había tomado una fotografía en 10 años", dijo.
Cuando vio las fotos de su boda dijo: "No veía esa felicidad. Yo vi a alguien con miedo de la cámara - Esa no era yo".
Sus inhibiciones acerca de ser fotografiada se volcaron en una crónica de autorretratos sobre su pérdida de peso, llamada "La mitad".
En una sociedad donde la perfección y el Photoshop mandan, Kozerski se desnuda y se fotografía a sí misma tal y como es - sin maquillaje, ni ropa, ni peinados, sin trucos de ordenador, ni cirugía estética.
En la serie, una sombría Kozerski se enfrenta a un espejo, una balanza en otra escena, y un refrigerador lleno de comida - "Ellos sirven como reflejo de mi experiencia y para explorar mis dolores físicos y emocionales, las luchas particulares con los alimentos, la obsesión, el autocontrol y mi propia imagen ", escribió la estudiante de fotografía del Instituto de Arte y Diseño de Milwaukee en su página web.
Ella proviene de una familia con un historial de problemas de peso y se crió con la comida rápida. La familia hizo intentos poco entusiastas para perder peso y probó batidos de Slim Fast y Weight Watchers, pero los esfuerzos fracasaron.
"Creo que no sabíamos los pasos a seguir, nunca fuimos educados en las dietas o alimentos adecuados", dijo.
En la escuela sentía que no encajaba en su ropa y comenzó a hacer compras de tallas grandes en las tiendas durante la escuela.
En el momento en que Kozerski se casó, su Indice de Masa Corporal era de 49,9 - un IMC superior a 30 se considera obesidad.
Cuando vio las fotos de su boda entró en shock. Entonces se despertó un día y se dijo: "Estoy harta de estar triste".
Comenzó a escribir un blog sobre pérdida de peso y utilizó un contador de calorías en línea gratis. Dejó los hábitos de comer por fuera y beber sodas, y empezó a comer más frutas y verduras. Sus ejercicios comenzaron con pequeños pasos - paseando su perro todos los días, tomando las escaleras en vez del ascensor y parqueando su auto lejos de la tienda.
A medida que perdía peso, Kozerski eligió su proyecto para la clase de fotografía. Empezó con primeros planos de su espalda y su abdomen. Se trataba de fotografías sin rostro que llevaba a la clase.
"Fue tan impactante que generó comentarios", dijo Kozerski. Esta es una historia con la que las personas se identifican y de la que hablan. Estaba siendo lo más honesta que podía. Se volvió menos acerca de mi experiencia y más de una historia mayor".
Todo el mundo tiene algo que ocultar de lo que él o ella están avergonzados, dice Kozerski. Y allí estaba ella, mostrando partes del cuerpo de la mujer que trató de ocultar. Poco a poco comenzó a mostrar su rostro en las fotografías.
Su esposo, familiares y amigos querían saber por qué había puesto imágenes reveladoras de sí misma en la esfera pública. Acerca de su marido, Kozerski dijo: "Él comenzó a entender mis emociones, a pesar de que yo no podía verbalizarlas. Se dio cuenta de que es algo más grande".
Sus fotos la muestran en momentos difíciles, de angustia y sin esperanza. Hay lágrimas en sus ojos.
"Es una lucha interna todo esto - Estaba embotellada. No podía expresarme, ni siquiera a través de las fotos", dijo Kozerski, que llamó a algunas fotos de su cuerpo desnudo "caja" o "ruinas".
La forma en que Kozerski presentó su transformación es "reveladora en todos los sentidos", afirma la experta en imagen corporal Robyn Silverman.
La sociedad tiene una visión definida de lo que significa ser gordo. La gente asocia la palabra "delgado" con palabras positivas como atractivo popular, sexi y bajo control. Con la palabra "gorda", se asocian rasgos como la pereza, la fealdad, la falta de control, de manera que "el término gordo ya no es una descripción de peso y tamaño, sino una evaluación de personalidad", dijo Silverman.
Las palabras que Kozerski utiliza para describir su cuerpo –como "ruinas"– todavía sirven como "un recordatorio de la sensación de que no valía nada, de que no era lo suficientemente buena", y cómo ella y otros que tienen sobrepeso u obesidad luchan con esas etiquetas de personalidad, dijo Silverman, autora de "Las niñas buenas no engordan".
Kozerski perdió 72 kilos - el peso de una persona adulta. Ella ha mantenido su peso durante un año. No se necesita un ejército de nutricionistas, entrenadores personales o expertos para ser más saludable, dijo Kozerski.
"Antes yo estaba horrorizada por las imperfecciones, ahora veo las imperfecciones como cicatrices de mi batalla. Estoy orgullosa de lo que he vivido y lo que he hecho".
"Yo sólo tengo 27 años, soy esposa y estudiante universitaria de tiempo completo. Me di cuenta de que no estaba contenta conmigo misma ni con mi salud y decidí hacer cambios sencillos en mi estilo de vida comiendo mejor y moviéndome más.
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