(U24) Una nueva prueba para evitar el consumo de bebidas alcohólicas durante el embarazo. Según un reciente estudio presentado en la conferencia europea de reproducción que se celebra en Roma, las mujeres que no renuncien a este hábito durante la gestación están perjudicando el esperma de sus vástagos.
Investigadores de la Universidad danesa de Aarhus evaluaron a un grupo de mujeres embarazadas y, dos décadas después, a sus hijos. Con los resultados obtenidos en las encuestas realizadas a las madres entre 1984 y 1987, y el recuento de semen que hicieron a sus descendientes en 2005; los investigadores llegaron a la siguiente conclusión: los bebés de madres que tomaron alcohol tres o cuatro veces a la semana tenían un tercio menos de esperma que los otros jóvenes, según publica El Mundo.
Concretamente, las madres que tomaban 4,5 bebidas semanales dieron a luz chicos con 25 millones de esperma por mililitro, frente a los 40 millones de los jóvenes no expuestos al alcohol en el útero.
Teniendo en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define las concentraciones normales por encima de los 20 millones, los autores recuerdan que el alcohol prenatal puede situar a estos varones muy cerca del umbral de la fertilidad.
Aunque el equipo dirigido por Cecilia Ramlau-Hansen reconoce que habrá que seguir indagando para entender mejor esta relación, sugieren que beber alcohol durante el embarazo puede ocasionar daños en los tejidos del feto encargados de la producción de semen en los testículos y, por lo tanto, de la calidad de su esperma durante su edad adulta.
Los investigadores evaluaron a 347 chicos nacidos de 11.980 féminas reclutadas para un gran estudio danés sobre hábitos de vida. Los jóvenes fueron divididos en cuatro grupos en función del consumo de alcohol de sus madres: menos de una bebida a la semana, de 1 a 1,5; de dos a cuatro y por encima de cuatro (definidas como 12 gramos de alcohol, similar a 330 ml de cerveza o un vaso de vino).
Curiosamente, aunque el volumen y el recuento total de esperma fueron algo superiores en las mujeres que habían tomado una sola bebida a la semana a las que no habían probado el alcohol, los investigadores reconocen que este dato puede reflejar algunos otros factores no considerados en el trabajo y reconocen que no se pueden extraer conclusiones firmes.
Según consideraron, no se puede descartar que este hábito materno pueda estar detrás del descenso en la calidad del semen masculino que se viene observando en los países desarrollados en las últimas décadas, "y porqué las poblaciones en las que hay gran número de mujeres bebedoras tienen una tasa de fertilidad más reducida que otros grupos en los que las embarazadas no beben alcohol".
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