Investigadores del Grupo de Psicología de la Actividad Física y del Deporte, miembros del Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (Ibiomed), en España, han puesto en marcha un estudio centrado en determinar los beneficios del ejercicio físico en la calidad de vida y el pronóstico de las mujeres con cáncer de mama, en colaboración con la Junta Provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) de León.
La iniciativa se ha presentado en un acto en el que han intervenido Serafín de Abajo Olea, presidente de la Junta Provincial de la AECC y miembro del equipo de investigación; Estanislao de Luis Calabuig, vicepresidente de la Junta Provincial de la AECC, Javier González Gallego, director del Ibiomed, y Sara Márquez Rosa, coordinadora del estudio, quien ha explicado a DiCYT el origen del proyecto.
“En la literatura científica existe una idea emergente suficientemente comprobada acerca de los efectos beneficiosos que la actividad física y el ejercicio tienen sobre el bienestar personal. Estos efectos beneficiosos no solo se pueden aplicar a la población en general, también a la población que sufre cualquier tipo de enfermedad o trastorno como es el caso de las mujeres con cáncer de mama”, detalla. De aquí surge la idea de poner en marcha un programa de ejercicio para estudiar los efectos concretos que la actividad física tiene en mujeres que han padecido y han sido operadas por este tipo de cáncer.
El Grupo de Psicología de la Actividad Física y del Deporte, compuesto por investigadores de diferentes disciplinas, ha elaborado un programa de ejercicio “de acuerdo a la literatura científica y a las necesidades específicas de estas pacientes” y lo ha puesto en marcha en una población compuesta por 30 mujeres con el apoyo de la AECC. El programa tiene una duración de 12 semanas, con tres sesiones semanales de entre 50 y 60 minutos, en las cuales “se combina ejercicio para mejorar la forma física junto con ejercicios de flexibilidad y fuerza y sobre todo se trabaja la integración social”.
En este sentido, Márquez Rosa recuerda la importancia del componente psicológico en la enfermedad. “Cuando tenemos una enfermedad como el cáncer de mama esto genera una preocupación y las pacientes sienten que tienen que expresarse. Con el programa de ejercicios nosotros les damos la oportunidad de pasarlo bien. Quizá en estas doce semanas no consigamos que mejoren el equilibro o la forma física, pero sí que salgan y que estén más felices y por tanto tengan mayor calidad de vida”, precisa.
Las mujeres que participan en la iniciativa, asegura, están mostrando su satisfacción personal, por lo que además de analizar científicamente los beneficios del ejercicio físico en mujeres con esta enfermedad se busca que el programa tenga continuidad en el tiempo. “Es una carencia habitual en estos estudios científicos que se programen ejercicios para comprobar unos efectos y que después no haya continuidad. Nuestro objetivo es hacer un seguimiento”, concluye. (Cristina G. Pedraz/DICYT)
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