Las céluas T (en amarillo) atacan a células cancerígenas (en rosa) en esta micrografía coloreada. |
Este tipo de tratamientos están produciendo resultados impresionantes en pacientes y atrayendo la atención de las farmacéuticas POR SUSAN YOUNG TRADUCIDO POR LÍA MOYA
Nuevos medicamentos capaces de reducir el tamaño los tumores y tener efectos beneficiosos que duran desde meses hasta años en algunos pacientes con cáncer, están dando una nueva vida a una vieja idea: usar las propias células inmunes del paciente para atacar las células malignas.
Varias empresas farmacéuticas intentan demostrar la seguridad y eficacia de nuevas medicinas que aprovechan las propias líneas de defensa del cuerpo. Merck, por ejemplo, está probando un compuesto modulador del sistema inmune en pacientes con melanoma metastásico. En un ensayo clínico en fase I, la mitad de los pacientes que recibieron la dosis más alta del fármaco vieron cómo sus tumores encogieron o desaparecieron, y más de un año después la gran mayoría de los pacientes que respondieron a esa dosis y a otras menores, seguían con vida. De media, el pronóstico de supervivencia para un paciente con un melanoma metastásico de última fase es menos de un año.
"Este no es un programa de desarrollo de tratamientos contra el cáncer corriente", afirma el inmunólogo que dirige la i+D en Merck, Roger Perlmutter. "Ya parece especial en esta fase" afirma.
El compuesto de Merck es un anticuerpo, una molécula biológica con forma de Y que se engancha a una proteína concreta. Esta proteína impide que la célula inmune ataque al cáncer. Al bloquear la actividad de la proteína, el anticuerpo deja vía libre a la célula inmune para luchar contra la enfermedad. Roche, GlaxoSmithKline, Bristol-Myers Squibb y otros también están desarrollando anticuerpos para quitar estos frenos del sistema inmune.
Numerosos grupos involucrados en este nuevo impulso de la inmunoterapia contra el cáncer presentarán nuevos detalles sobre cómo funcionan estos compuestos y para quién en la Reunión de la Asociación Americana de Investigación contra el Cáncer, que este año se celebra en San Diego (EEUU). La conferencia, que arrancó el sábado pasado, es la mayor reunión de oncólogos e investigadores en oncología del mundo. Aunque los investigadores expresan su entusiasmo por el potencial de que las medicinas moduladoras del sistema inmune puedan combatir el cáncer -hay expertos que llegan a usar el verbo "curar"-muchos avisan de que aún se tardará en tener una comprensión plena de cómo de bien funcionan los tratamientos.
Hace unos años, muchos miembros de la comunidad biomédica se habrían mostrado escépticos. Numerosos intentos anteriores por hacer que el sistema inmune ataque el cáncer han resultado ser ineficaces en humanos, explica el director ejecutivo de New Link Genetics, una empresa de biotecnología que lleva años desarrollando inmunoterapias, Charles Link. "Pero ahora que nuestra comprensión de la inmunología se ha sofisticado, han evolucionado nuevas estrategias para atacar la enfermedad y esas estrategias están funcionando en las pruebas clínicas", afirma Link.
"Es emocionante. Llevamos tanto tiempo trabajando en esto y por fin los resultados en humanos demuestran claramente que funciona", afirma el biólogo del Instituto Koch para Investigación Integradora en Cáncer del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EEUU)Jianzhu Chen, quien estudia la inmunoterapia contra el cáncer. "Esto tendrá una influencia importantísima en el tratamiento del cáncer".
En 2011, Bristol-Myers Squibb empezó a vender Yervoy, otro anticuerpo, que fue el primer medicamento comercializado para interrumpir el proceso que impide a las células inmunes atacar al cáncer. Se ha demostrado que el tratamiento prácticamente duplica el índice de supervivencia de los pacientes con melanoma metastásico, permitiendo al 20% de los pacientes vivir hasta cuatro años después del diagnóstico. Los ensayos clínicos con Yervoy fueron los primeros que demostraron que se podía aumentar la esperanza de vida de los pacientes con melanoma avanzado.
Los medicamentos basados en anticuerpos representan sólo una parte del renacimiento de la inmunoterapia contra el cáncer. También ha habido avances en forma de terapias celulares que modifican genéticamente las propias células inmunes del paciente pare reconocer mejor las células cancerígenas y después se reintroducen en el paciente. Otras empresas, como Amgen, están desarrollando terapias genéticas basadas en virus que matan las células cancerígenas de forma selectiva, al mismo tiempo que convierten a estas células en mejores objetivos para el sistema inmune (ver "¿Cuándo llegará la terapia génica a EEUU?").
El sistema inmune puede ser un poderoso aliado para los médicos, pero tienen que andarse con cuidado. "Sabemos que el sistema inmune es capaz de matar cualquier célula. Si no tenemos cuidado, podríamos despertar una enfermedad sistémica autoinmune con consecuencias más graves", afirma Perlmutter. "Tenemos que aprovechar el enorme potencial del reconocimiento y la respuesta inmune, y al mismo tiempo quedarnos en una posición desde la que podamos controlar esa actividad", afirma.
Por el momento los tratamientos sólo se han probado en una subserie de tipos de cánceres, principalmente melanoma pero también cánceres de pulmón y de pecho, entre otros. Los investigadores tendrán que estudiar los tratamientos en más tipos de cáncer para conocer la variedad de células malignas que pueden atacar, y si son necesarios determinados objetivos, o incluso combinaciones de objetivos. "Podría ser que en distintos tipos de tumores, distintos moduladores inmunes tengan una importancia distinta", afirma la directora de una de las unidades de investigación de Merck, Deborah Law. "Los métodos combinados quizá sean los más eficaces", sostiene. MIT
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