La forma en que los jugadores se agrupan en los juegos en línea revela que estos estratos sociales son un producto inevitable de la condición humana
Uno de los objetivos de la antropología es entender la forma en que los humanos interactúan para formar grupos. De hecho, los antropólogos saben desde hace tiempo que las sociedades humanas están altamente estructuradas.
Pero el tipo exacto de estructuras que se forman y la medida en la que estos grupos dependen del medio ambiente sigue siendo objeto de gran debate. Otra cuestión interesante es si los seres humanos forman el mismo tipo de estructuras en los mundos en línea y en la vida real.
Hoy día la respuesta nos llega gracias a la labor de Benedikt Fuchs en la Universidad Médica de Viena, en Austria. Su equipo ha estudiado los grupos humanos que se forman al jugar a Pardus, un gigantesco videojuego en línea multijugador.
Su conclusión es que los seres humanos forman naturalmente una jerarquía fractal en la que las personas pertenecen a una variedad de grupos en diferentes escalas. De hecho, la formación de jerarquías parece ser una parte innata de la condición humana.
En Pardus, los jugadores exploran un universo futurista interactuando y compitiendo en una economía impulsada por el jugador. Desde 2004, fecha en que se puso en marcha el juego, se han unido a este mundo unas 400.000 personas. Los jugadores pueden marcar a otros jugadores como amigos, formar colectivos para mejorar su competitividad y pertenecer a otras facciones.
Pero lo más importante es que todo lo que hacen los jugadores se registra en el juego, y es por eso que los investigadores estaban tan interesados en analizarlo.
Fuchs y su equipo descargaron más de tres años de datos, incluyendo información completa sobre las redes sociales creadas después de comunicarse con otros jugadores, comerciar con ellos o marcarlos con un "me gusta". Después de reconstruir estas redes y ver cómo varían con el tiempo, determinaron su complejidad usando una medida conocida como el método Horton-Strahler.
Se trata de un método que los matemáticos usan para medir la complejidad de un árbol ramificado. Asigna una orden a cada parte del árbol en función del número de "niños" que se ramifican a partir de él.
Las pequeñas ramas en el extremo de las ramas, sin hijos, reciben el número más bajo, el 1. Después las ramas de la jerarquía se numeran según el número de hijos que tengan. Esto permite comparar partes de la jerarquía en lugares muy distintos del árbol.
El método Horton-Strahler se utiliza frecuentemente para medir la complejidad de ramificación de muchas cosas, desde ríos y afluentes hasta lenguajes de programación de alto nivel. Y por supuesto también las redes sociales.
Fuchs y su equipo aplicaron exactamente este proceso a las redes en Pardus y encontraron una jerarquía de ramificación de siete niveles. El primer nivel son los propios individuos, el nivel dos resulta ser pequeños grupos de personas que se han marcado entre ellas como amigos y se han comunicado recientemente.
A continuación están las personas vinculadas de forma más débil, que pueden haber comerciado entre ellas una vez o haberse marcado como amigos, pero no se comunican con regularidad. Aparecen en tercer lugar.
Los jugadores también pueden formar alianzas, o grupos formales que adquieren ciertos privilegios de juego. Estos aparecen en cuarta posición. Luego están las facciones más grandes, que se forman las categorías cinco y seis. El séptimo lugar comprende a todos los jugadores.
Lo interesante de estas clasificaciones no es sólo su existencia, sino su escala entre sí. "Sorprendentemente, los jugadores en línea muestran el mismo tipo de capas jerárquicas estructuradas que las sociedades estudiadas por los antropólogos, en las que cada una de estas capas tiene un tamaño entre tres y cuatro veces el tamaño de la capa inferior", señalan Fuchs y compañía.
Es un resultado interesante. Que la misma jerarquía surja en situaciones muy diferentes sugiere que lo que sea que produzca este efecto es independiente del medio ambiente. En otras palabras, debe ser una propiedad innata de la conducta social humana.
Fuchs y su equipo van aún más lejos. "Nuestros hallazgos sugieren que la organización jerárquica de la sociedad humana está profundamente anidada en la psicología humana", señalan.
Una conclusión interesante. La cuestión ahora es cómo profundizar aún más en esta psicología para aclararla con más detalle. (MIT)
Ref: arxiv.org/abs/1403.3228 : Fractal Multi-Level Organization Of Human Groups In A Virtual World
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