El uso de pulsos de luz azul en un tipo de célula cerebral en el neocórtex sensorial generó un ritmo de ondas gamma que dotó de mayor sensibilidad táctil a los ratones. (Imagen: Micheal Cohea / Brown University) |
Unos asombrosos experimentos demuestran que es posible hacer que percepciones táctiles débiles se vuelvan más vívidas recurriendo a potenciar un ritmo de ondas cerebrales que, por lo visto, contribuye de manera crucial a regular la capacidad de atención sensorial táctil.
Los experimentos, llevados a cabo en ratones, proporcionan la primera prueba directa de que los “ritmos” gamma del cerebro tienen un papel causal en el procesamiento del sentido del tacto.
El equipo de Christopher Moore, Joshua Siegle y Dominique Pritchett, de la Universidad Brown en Providence, Rhode Island, Estados Unidos, consiguió dotar a unos ratones con un sentido del tacto más fino que el de otros congéneres, haciendo que vibraciones difíciles de percibir fueran de pronto más vívidas para ellos.
Los resultados ofrecen la primera evidencia directa de que las ondas cerebrales gamma en la corteza cerebral afectan a la percepción y a la atención. Durante muchos años, no ha estado claro si las ondas gamma tenían un papel importante o si eran meramente un subproducto (el “humo del tubo de escape”) de tal actividad cerebral.
En vez de intentar correlacionar cambios en los ritmos gamma con cambios en el comportamiento, que es lo que los investigadores habían hecho en el pasado, los autores del nuevo estudio eligieron controlar directamente las células que producen ondas gamma.
En primer lugar, los investigadores confirmaron que los ratones producen a veces de forma natural un ritmo gamma de 40 hercios en su neocórtex sensorial. Luego, valiéndose de una técnica optogenética, generaron ese ritmo gamma con pulsos precisos de luz azul en un grupo de ratones. En los experimentos, los científicos aplicaron vibraciones muy débiles a los pelos del bigote de ratones de este grupo y a otros normales. Estos pelillos, que poseen animales como los roedores, aportan al animal información táctil sobre aquello que tocan.
Los ratones con la modulación extra de ondas gamma lograron detectar esas vibraciones muy débiles de los experimentos más a menudo que los ratones normales. Se calculó en un 20 por ciento el aumento en la capacidad sensorial táctil de los ratones con la modulación extra de ondas gamma. Experimentos complementarios avalaron el papel de las ondas gamma en la mayor agudeza táctil de los ratones. (NCYT)
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