Algunas personas evitan riesgos a toda costa, mientras que otros exponene su riqueza, la salud y seguridad en riesgo sin pensarlo. Investigadores de la Escuela de Medicina de Yale han descubierto que el volumen de la corteza parietal del cerebro podría predecir dónde la gente cae en el comportamiento de la asunción de riesgos.
Liderados por Ifat Levy , profesor asistente en medicina comparativa y neurobiología en la Escuela de Medicina de Yale, el equipo encontró que aquellos con mayor volumen en una parte específica de la corteza parietal estaban dispuestos a asumir más riesgos que los que tienen menos volumen en esta parte del cerebro. Los hallazgos aparecen en la edición del 10 de septiembre de la revista Journal of Neuroscience.
Aunque varios rasgos cognitivos y de personalidad se reflejan en la estructura del cerebro, ha habido poca investigación en estructura de enlaces del cerebro a preferencias económicas. Levy y sus colegas trataron de examinar esta cuestión en su estudio.
Los participantes del estudio incluyeron hombres adultos jóvenes y mujeres del noreste de Estados Unidos.Los participantes hicieron una serie de opciones entre las loterías monetarias que varían en su grado de riesgo, y el equipo de investigación realizaron escáneres cerebrales de resonancia magnética anatómica estándar. Los resultados se obtuvieron por primera vez en un grupo de 28 participantes, y después confirmados en un segundo grupo, independiente, de 33 participantes.
"En base a nuestros resultados, podríamos, en principio, utilizar millones de escáneres cerebrales médicas existentes para evaluar las actitudes de riesgo en la población", dijo Levy. "También podría ayudar a explicar las diferencias en las actitudes de riesgo basándose en las diferencias estructurales del cerebro."
Levy advierte que los resultados no parecen ser de causalidad. "No sabemos si los cambios estructurales conducen a cambios de comportamiento o viceversa", dijo.
Levy y su equipo habían demostrado que los aumentos de aversión al riesgo de las personas de edad, y que también saben que la corteza se adelgaza considerablemente con la edad. "Podría ser que este adelgazamiento explica los cambios de comportamiento; ahora estamos estudiando esa posibilidad ", dijo Levy, quien también señala que se necesitan más estudios en poblaciones más amplias.
El estudio fue una colaboración de investigadores de la Universidad de Yale, la Universidad College de Londres, la Universidad de Nueva York, la Universidad de Pennsylvania y la Universidad de Sydney, Australia. Además de Levy, autores incluyen Sharon Gilaie-Dotan, Agnieszka Tymula, Nicole Cooper, Joseph W. Kable, y Paul W. Glimcher.
El estudio fue financiado por el Instituto Nacional de Envejecimiento (R01AG033406)
Cita: The Journal of Neuroscience doi DOI: 10.1523 / JNEUROSCI.1600-14.2014 (10 de septiembre 2014)
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