Alicia Koplowitz y María Jesús Mardomingo, en las IX Jornadas Científicas de la Fundación Alicia Koplowitz. (Jose Luis Pindado) |
En los últimos 25 años los hábitos de vida han dis- parado mecanismos etiopa- tológicos confluyentes para elevar la vulnerabilidad a ciertas patologías.
Según los datos de varios estudios, desde 1940 a 2007 el riesgo de depresión se ha multiplicado de 6 a 8 veces entre los jóvenes y la prevalencia anual del trastorno ha pasado del 3,33 por ciento en 1992 al 7,06 por ciento en 2002, ha explicado a DM María Jesús Mardomingo, presidenta de honor de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (Aepnya), a propósito de su conferencia magistralEnfermedades psiquiátricas y vida moderna, pronunciada durante las IX Jornadas Científicas de la Fundación Alicia Koplowitz, que se están celebrando en Madrid.
Mardomingo, que presenta la semana que viene el Tratado de Psiquiatría del Niño y del Adolescente, editado por Díaz de Santos, como única autora, se ha centrado en su intervención en cómo los cambios sociales y culturales han influido en la prevalencia de las enfermedades y en la aparición de nuevas patologías. Un estudio sueco de cohortes en población joven a la que se le realizó un seguimiento de 1940 a 1970 mostró que el riesgo de depresión se multiplicó por diez en ese periodo.
El progreso trae muchos beneficios pero también algunos inconvenientes y, por eso, Mardomigo se ha centrado en aquellas circunstancias ambientales, muchas de las cuales se asocian con el estilo de vida, que elevan el riesgo de sufrir depresión. "Ésta no es una enfermedad nueva, sino que ya Hipócrates habló de ella y de la melancolía, pero ahora se ve con más frecuencia y más virulencia. Hay estudios epidemiológicos desde comienzos del siglo XXen los que se ve cómo las tasas de depresión comienzan a aumentar tras la Segunda Guerra Mundial.Los sujetos nacidos a partir de 1970 sufren tasas más altas de depresión, y se observa que ésta afecta más a las mujeres y se reduce la edad de comienzo".
Causas relacionadas
El consumo de drogas, los trastornos de ansiedad y los conflictos familiares son algunas razones por las que la depresión ha aumentado en niños, adolescentes y jóvenes, según Mardomingo.
Además, hay otras circustancias de la vida moderna que contribuyen a la depresión. "Se ve que hay una correlación entre el desarrollo económico medido en términos de PIB y tasas de depresión. El desarrollo económico, que tiene enormes ventajas, implica algunos aspectos que suponen un mayor desvalimiento y vulnerabilidad para sufrir depresión".
Y no sólo es una cuestión económica, sino que la situación actual que conlleva competitividad, desigualdad, incertidumbre laboral y el sentimiento de amenaza en el trabajo o en el terreno personal, también aumenta el riesgo de sufrir depresión.
Ese riesgo se eleva asimismo debido a otros factores inherentes a la vida moderna, como son los cambios en la dieta, la reducción en la actividad física, la falta de exposición a la luz natural o la falta de sueño -se duerme una hora y media o dos menos que hace 40 años-, que producen mecanismos etiopatogénicos.
"Ya se conoce que los cambios en la dieta, al cambiar la cantidad, el qué y el cómo se come, sumado a la falta de actividad física favorecen la obesidad y ésta implica una serie de cambios metabólicos, endocrinos e inmunes que, a su vez, favorecen la depresión". Además, la reducción del tiempo de sueño -el alimento fundamental del cerebro- hace que se multiplique por dos el riesgo de depresión.
La modernidad también trae consigo la pérdida de lazos humanos, en especial familiares, y la aparición de la soledad, así como la "ingenua creencia de que la comunicación a través de internet puede suplir a la interpersonal y la sustitución de valores intrínsecos por valores extrínsecos", ha comentado Mardomingo.
Retos en la psiquiatría infantil y de adultos
Durante su intervención en las IX Jornadas Científicas de la Fundación Koplowitz, María Jesús Mardomingo, presidenta de Aepnya, presentó algunos retos de la psiquiatría en su abordaje infantil y de adultos: -Seguir descubriendo las bases moleculares de la conducta y de las patologías. -Comprender mejor la relación entre genes y ambiente. -Integrar las transformaciones sociales en la etiopatogenia de los trastornos psiquiátricos. -Trasladar a la práctica clínica los resultados de la investigación. -Los médicos hemos de preservar el carácter humano de la Medicina frente al progreso técnico y la presión económica. -Seguir transmitiendo la experiencia clínica que se obtiene del estudio y del contacto con el paciente. -Definir en qué consiste ser médico. (Diario Médico)
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