Una recesión económica, con la angustia que conlleva ver que cada vez hay que privarse de más cosas para afrontar el nivel menguante de riqueza, puede tener un efecto mental muy fuerte en los jóvenes que se hallan inmersos en su etapa final de desarrollo, la que abarca la época en torno a la mayoría de edad. (Imagen: Amazings / NCYT / JMC) |
Con frecuencia, atribuimos el carácter egocéntrico de una persona al modo demasiado mimado y consentido en que sus padres le criaron, o a otras experiencias sociales comparables en su infancia o adolescencia. Pero la adolescencia, y en particular la etapa de esta que desemboca en la edad adulta, también pueden ser una buena oportunidad para mitigar el narcisismo. Una nueva investigación demuestra algo que la sabiduría popular ya intuía: Las condiciones económicas de la persona en la época en que alcanza la adultez pueden desempeñar un papel clave en la regulación de sus niveles de egolatría y humildad.
El estudio que ha llevado a cabo Emily Bianchi, de la Universidad Emory en Atlanta, Georgia, Estados Unidos, muestra que las personas que alcanzaron la mayoría de edad en tiempos económicamente difíciles, son años después menos narcisistas que quienes llegaron a la misma edad en tiempos más prósperos.
Este descubrimiento sugiere que las condiciones económicas durante dicha etapa de la vida no solo afectan a la forma en que el sujeto piensa sobre cuestiones económicas y políticas, sino también a lo que piensa sobre él mismo y sobre su nivel de importancia como persona en comparación con otras.
Por regla general, a los adultos más jóvenes les afectan más las situaciones en las que su familia y ellos mismos deben reducir gastos y privarse de cosas de las que antes disfrutaban, a fin de poder hacer frente a un descenso en los ingresos económicos. La combinación entre la fuerte impresionabilidad que aún poseen los jóvenes en esta etapa de su vida y el grado ya alto de concienciación al que han llegado con su mayoría de edad inminente o alcanzada, hace más probable que la erosión que sufre su narcisismo al percibir la dura realidad de la vida, viendo el mundo y a ellos mismos sin las distorsiones introducidas por el egocentrismo, les haga madurar con más sensatez y menos prepotencia, y que esta mejora en su personalidad se mantenga en ellos durante las décadas siguientes.
Los datos obtenidos de una muestra de población de 1.500 personas adultas de Estados Unidos revelan que las peores condiciones económicas al llegar a la adultez, medidas por el promedio de desempleo cuando los sujetos tenían entre 18 y 25 años, se asociaban a bajos niveles de egocentrismo más adelante en sus vidas.
El vínculo entre las condiciones económicas y el narcisismo se mantiene incluso tomando en cuenta el género y la educación, y tampoco se puede explicar recurriendo al diferente nivel de autoestima de cada persona. (NCYT)
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