En la búsqueda de nuevas formas de matar bacterias dañinas, bastantes grupos de científicos están recurriendo a un depredador natural de estas: virus que infectan bacterias. Realizando los ajustes adecuados en el genoma de estos virus, conocidos como bacteriófagos, los investigadores esperan adaptarlos para que ataquen selectivamente a las clases de bacterias patógenas escogidas como blancos de ataque.
Para ayudar a lograr este objetivo, unos ingenieros biológicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de Estados Unidos, encabezados por Timothy Lu, profesor de ingeniería electrónica y ciencias de la computación, así como de ingeniería biológica, han ideado un nuevo sistema para modificar genéticamente virus, con miras a usarlos en ataques selectivos contra bacterias nocivas. Esta estrategia podría generar nuevas armas contra bacterias para las cuales no existen antibióticos efectivos.
Estos bacteriófagos modificados están diseñados de una forma que es bastante modular. Es factible sacar genes y recolocarlos de manera que el virus resultante siga siendo funcional pero tenga nuevas propiedades.
En experimentos recientes, los investigadores modificaron virus capacitándolos para atacar de manera selectiva y contundente a las bacterias patógenas Yersinia y Klebsiella, así como a varias cepas de E. coli. Todas forman parte de un grupo conocido como bacterias gram negativas, contra las cuales hay pocos antibióticos nuevos. Este grupo incluye asimismo microbios que pueden causar infecciones respiratorias, urinarias y gastrointestinales, incluyendo neumonía, sepsis, gastritis y legionelosis.
Una ventaja de los virus modificados es que, a diferencia de muchos antibióticos, son muy específicos con respecto a sus blancos de ataque. Los antibióticos pueden matar mucha de la flora bacteriana beneficiosa de nuestro intestino. En cambio, mediante virus, es factible aniquilar solo a bacterias muy específicas.
Estos virus bacteriófagos podrían también ser utilizados para “editar” comunidades microbianas, como la población de bacterias que vive en el intestino humano. Existen billones de células bacterianas en el tracto digestivo humano, y si bien muchas de estas son beneficiosas, algunas pueden causar enfermedades. Por ejemplo, algunos informes han relacionado la enfermedad de Crohn con la presencia de ciertas cepas de E. coli. Sería muy útil, en experimentos, poder eliminar miembros específicos de la población bacteriana y ver qué sucede, deduciendo así cuál es su función en el microbioma. A más largo plazo, puede ser viable diseñar un virus específico que extermine a un miembro demasiado peligroso de la población bacteriana pero que no mate a los otros, aunque se necesita más información sobre el microbioma para diseñar tales terapias de manera efectiva. (NCYT)
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