Cada vez son más precisas y más baratas, pero podrían desencadenar abortos moti- vados por falsos positivos y enfermedades que no se manifiesten
ANTONIO REGALADO - TRADUCIDO POR TERESA WOODS
La asesora genética Emily Hardisty se reunió con tres comerciales de la empresa de biotecnología de San Diego (EEUU) Sequenom hace dos semanas. El equipo comercial había acudido para presentarle un método de examinar el genoma de un feto durante el embarazo con mayor alcance que nunca .
Sequenom afirma que su prueba, que se empezó a comercializar el pasado lunes, promete proporcionar "más información acerca de los cromosomas de tu bebé que cualquier prueba prenatal hasta la fecha". Pero Hardisty no picaba. Dice que su centro, en la Universidad de Carolina del Norte (EEUU), no planea pedirla. La fiabilidad de la prueba no está demostrada, dice, ni si realmente beneficiará a los padres.
Impulsados por los beneficios y una tecnología potente, varias empresas de biotecnología están ampliando las populares pruebas prenatales. Además de detectar el síndrome de Down, empiezan a rastrear roturas y errores más pequeños dentro del conjunto de 23 cromosomas del bebé que también pueden causar defectos de nacimiento severos, aunque poco frecuentes. En unos folletos dirigidos a embarazadas, Sequenom presenta su prueba ampliada como "el único análisis de sangre prenatal que analiza cada cromosoma de tu bebé en desarrollo".
En la práctica, la nueva prueba escanea el genoma en busca de ADN ausente o superfluo. Como las pruebas anteriores, puede detectar una copia extra del cromosoma 21, la causa del síndrome de Down. Pero también señalará cualquier trozo de ADN ausente, duplicado o mal colocado con un tamaño superior a siete millones de letras genéticas – lo que equivale más o menos a una veinteava parte de un cromosoma.
"Se trata de detectar cualquier cambio de este tamaño, porque será relevante", dice Dirk van den Boom, el director de Tecnología y Estrategia de Sequenom. Calcula que la prueba ampliada detectaría un problema grave en uno de cada 1.000 embarazos.
Sequenom dice que de momento está dirigiendo los esfuerzos comerciales para la prueba ampliada, que cuesta unos 3.000 dólares (unos 2.650 euros), a especialistas, pero tiene la vista puesta en cada embarazo. Ejecutivos de la empresa dijeron a los analistas de Wall Street que esperan que la prueba ampliadase convierta algún día en una práctica estándar. La mayor parte del coste será asumido por las aseguradoras.
Las nuevas pruebas implican que pronto cada futura madre podría estar expuesta a descubrimientos genéticos esotéricos y punteros como los que hasta ahora sólo ofrecen laboratorios especializados y que requieren una biopsia o una amniocentesis. Sequenom dice que su prueba no invasiva, llamada MaterniT Genome, es el equivalente a un cariotipo, una detallada inspección de los cromosomas del bebé bajo un microscopio.
Se espera que las versiones futuras de tales pruebas peinarán el genoma con aún más precisión, según las previsiones de las empresas. El CEO de la empresa china de pruebas Berry Genomics, Daixing Zhou, dice que su empresa está preparando para el próximo otoño el lanzamiento de una prueba prenatal que encontraría cualquier error "subcromosómico" mayor de dos millones de letras de ADN.
Tales pruebas dotarían a los padres de todo tipo de información sin precedentes, como los genes de riesgo de autismo, además de cientos de inusuales trastornos del desarrollo. Mientras que podría detectar estos problemas a tiempo para la realización de un IVE, o para prepararse para la llegada de un niño discapacitado, las asociaciones de médicos dicen que aún no hay datos suficientes para justificar el uso de estas pruebas. En unas directrices recién publicadas, el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos concluyó que el cribado "sistemático" de pequeños defectos cromosómicos "no debe practicarse".
"Más se vende como mejor. Las empresas impulsan esto, no los pacientes ni los proveedores", dice Katie Stoll, una asesora genética del Estado de Washington (EEUU) y miembro de la Fundación de Apoyo Genético, una organización sin ánimo de lucro. Las empresas no se regulan según por las directrices profesionales a la hora de decidir qué pruebas comercializarán.
Algunos expertos genéticos dicen que extraer más información del ADN prenatal es inevitable, y probablemente una buena idea. "Veo un gran reconocimiento", dice Ronald Wapner, un profesor de la Universidad de Columbia (EEUU) que ha trabajado con las empresas para ayudar a estudiar sus pruebas prenatales. "¿Por qué motivo no se querría ver estas cosas? Algunas personas se resisten pero es porque son ideas realmente nuevas. Necesitamos más información, no menos".
Sequenom lanzó el primer análisis de sangre fiable para detectar el síndrome de Down en 2011. Ese trastorno es el resultado de tener tres copias del cromosoma 21, en lugar de dos. Desde entonces, media docena de pruebas similares han llegado al mercado. Como la de Sequenom, todas emplean rápidas máquinas de secuenciación para decodificar fragmentos de ADN fetal presentes en la sangre extraída de la madre durante su primer trimestre de embarazo (ver Demasiada información). Mediante el análisis de estos fragmentos, es posible determinar si el bebé dispone de demasiados cromosomas, o demasiados pocos.
Las cómodas pruebas de cribado se han convertido en un éxito galopante. Sequenom dice que ha realizado 450.000 de estas pruebas. Pero la mejor prueba de su rápida adopción es que la tasa de amniocentesis, o biopsias invasivas, se ha reducido más de la mitad en muchos hospitales en tan sólo cuatro años.
Las empresas han estado buscando maneras de impulsar estas pruebas no invasivas aún más. El año pasado, tanto Sequenom y Natera, otra empresa de pruebas, empezaron a buscar un pequeño número de "microdelecciones", o pequeños trozos muy específicos de ADN que causan condiciones genéticas infrecuentes pero muy graves como el síndrome de DiGeorge, el síndrome de Prader-Willi y el síndome del maullido, llamado así por el llanto agudo y aparentemente felino de los bebés afectados por este trastorno.
Todos estos síndromes se caracterizan por discapacidades físicas e intelectuales, pero los médicos se quejan de que las pruebas tienen inconvenientes que rara vez se mencionan, como una alta probabilidad de que un resultado positivo sea una falsa alarma. Neeta Vora, una profesora de medicina prenatal de la Universidad de Carolina del Norte y directora de su laboratorio de análisis de sangre maternal, dice que esto se debe a que estos síndromes son muy infrecuentes, pues afectan tan solo a uno de cada 50.000 nacimientos. En función de la tasa de error de la prueba, esto significa que los "falsos positivos" pueden superar en número los verdaderos resultados positivos. "Es muy difícil aconsejar a los pacientes", dice Vora.
La empresa de pruebas Natera, por ejemplo, calculó en un trabajo publicado el pasado mes de marzo que tan sólo uno de cada veinte resultados positivos para el síndrome de DiGeorge realmente padecería el trastorno. Zach Demko, un científico de la empresa, dice que la tasa de falsos positivos es más baja con una versión actualizada de la prueba. Natera, que lleva vendiendo unas 20.000 pruebas al mes, recaudó 180 millones de dólares (unos 160 millones de euros) en una OPI en julio.
Vora dice que un peligro de los falsos positivos es que algunos pacientes, y algunos médicos, dan por sentado que las pruebas son infalibles. No se dan cuenta de que un resultado positivo debe confirmarse con una prueba invasiva, como la amniocentesis. Esto puede provocar una ansiedad innecesaria, y ha dado paso a casos donde las mujeres han elegido interrumpir embarazos que en realidad sanos.
Wapner, el coautor del trabajo de Natera, también culpa a las empresas por haber lanzado las pruebas al mercado antes de que los expertos externos tuvieran la oportunidad de opinar. Pero Wapner no cree que los falsos positivos en sí representen un problema. Señala que antes de las pruebas no invasivas mediante análisis de sangre, se sometía a casi todas las embarazadas mayores de 35 años de edad a un amniocentesis, a pesar de que las probabilidades de encontrar el síndrome de Down eran de uno de 270. "Ahora hay gente que dice que uno de 20 es demasiado alto para las microdelecciones", dice. "Es ridículo".
Ampliar el alcance de las pruebas no invasivas podría aumentar su demanda. Algunas organizaciones médicas aún no recomiendan estas caras pruebas para mujeres jóvenes, por ser muy bajas las probabilidades del síndrome de Down. Pero los síndromes de microdelección, aunque sean poco frecuentes, afectan independientemente de la edad. Esto crea un argumento para que las mujeres jóvenes también realicen estas pruebas.
"No parecen guardar relación con la edad, así que creemos que [las pruebas] son adecuadas para todos los embarazos", dice Zhou, el CEO de Berry Genomics.
La prueba genómica de Sequenom abre nuevos caminos porque, a diferencia de otras pruebas, que han buscado información acerca de microdelecciones médicamente importantes, examina todos los cromosomas e informa de cualquier alteración del ADN que encuentre, tanto si representa una causa conocida de enfermedades como si no. De hecho, Van den Boom no pudo nombrar ni un defecto de nacimiento o enfermedad que las nuevas características de la prueba están diseñadas para detectar.
Pero Van den Boom dice que en la práctica todas las alteraciones que encuentre serán graves, puesto que la empresa sólo informará de alteraciones mayores de siete millones de letras de ADN, lo que representa dos o tres veces el tamaño de las microdelecciones que buscan las pruebas actualmente. Otros expertos dicen que errores de ADN de ese tamaño podrían incluso provocar la muerte in utero oafecciones tan poco frecuentes que ni siquiera tienen nombre.
La incertidumbre de Sequenom acerca de lo que busca con las pruebas señala otra preocupación importante: si los médicos no conocen el significado de los errores de ADN, ¿cómo pueden aconsejar a los pacientes? Incluso algunas formas muy estudiadas de daños cromosómicos no necesariamente causan problemas graves de salud. La clínica de Vora de la Universidad de Carolina del Norte dice que trató a una embarazada cuya sangre devolvió un resultado positivo para la microdelección que causa el síndrome de Angelman. Al final resultó ser la madre la que padecía el síndrome, pero no le afectaba en gran medida. "Hay gente por allí con algunas de estas microdelecciones que ni siquiera saben que las tienen", dice Hardisty.
Van den Boom dice que a Sequenom también le preocupa encontrar errores de ADN cuyo significado no esté claro, y que puedan exponer a los pacientes y a los médicos a información con la que no sepan lidiar, como los factores de riesgo de autismo. Dice que Sequenom ha evaluado el riesgo de que la información se utilice de forma equivocada para interrumpir embarazos o que los médicos "no sepan ni siquiera qué buscan con las pruebas". Es uno de los motivos que les llevó a fijar el límite en siete millones de bases, afirma. "Queremos asegurarnos de que exista una relevancia clínica".
La nueva prueba de Sequenom valdrá unos 300 dólares (unos 266 euros) más que la prueba de 2.700 dólares (unos 2.395 euros) que lleva ofreciendo varios años. Van den Boom cree probable que las pruebas no invasivas se utilicen algún día para informar de errores mucho más pequeños, además de usarse para identificar los genes responsables de enfermedades genéticas hereditarias comunes y trastornos metabólicos in utero en lugar de esperar hasta después del nacimiento. Por su parte, Natera contó a los inversores durante su OPI que también percibe pocos límites para la tecnología. Afirmó creer que tiene "la capacidad de generar casi el genoma completo de un individuo, aproximadamente nueve semanas después de la concepción".
Para Wapner, eso significa que el debate actual sobre examinar los cromosomas con mayor detalle es sólo un ensayo para el día en el que el genoma de un feto se conozca letra por letra (ver Secuenciación de ADN prenatal). "De forma incuestionable, podremos secuenciar el genoma de un feto de forma no invasiva", dice. "Si debemos hacerlo o no es otra cuestión". (MIT)
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