Por Leide Lessa
Investigadores de la Uni- versity Herald llegaron a la conclusión de que sí. Descubrieron que la gratitud que se aprende dentro del contexto de la espiritualidad hace toda la diferencia, e incluso ayuda a dormir mejor y tener buen humor.
Investigadores de la Uni- versity Herald llegaron a la conclusión de que sí. Descubrieron que la gratitud que se aprende dentro del contexto de la espiritualidad hace toda la diferencia, e incluso ayuda a dormir mejor y tener buen humor.
Sus estudios afirman lo que creo y he experimentado en mi propia vida: Dar gracias por todo lo bueno que ocurre en la vida personal puede tener como resultado una mejor salud mental y física en pacientes con problemas en el corazón.
Cuando yo tenía 11 años, recibí el diagnóstico de que tenía un problema en el corazón que me impediría ser una adolescente normal, en términos de practicar deportes. Pero a los 12 años mi manera de pensar sobre la vida y sobre mí misma empezó a cambiar mucho, porque empecé a leer la Biblia y el libro Ciencia y Salud, de Mary Baker Eddy, que explica la Biblia metafísicamente.
No pensé más en el problema del corazón y sólo volví al médico a los 18 años, por exigencia de la universidad. Entonces le pregunté acerca de mi corazón, y le di el diagnóstico que había recibido a los 11 años. El médico me dijo que todo estaba bien; había sanado por completo. Hoy me encanta hacer ejercicios y andar en bicicleta, sin sentir el cansancio o fatiga como se esperaría.
Este pensamiento que comparte Mary Baker Eddy en su libro Miscelánea presenta una perspectiva muy interesante sobre el tema: “Qué es la gratitud, sino una poderosa cámara oscura, algo que enfoca la luz donde el amor, el recuerdo y todo dentro del corazón humano está presente para manifestar luz”.
Esa linda metáfora me ayuda a enfocarme en la gratitud respecto a todos los aspectos de la vida. Esa gratitud, de verdad, llena mi corazón de amor, y eso ilumina mi manera de pensar. Como en los tiempos bíblicos, donde el corazón era visto como el centro del conocimiento, me gusta la idea de que cuando siento gratitud, mis pensamientos pueden ser iluminados por la luz del Cristo, la presencia infinita del Amor divino, lo que me permite hacer mis tareas, cumplir con mis responsabilidades y resolver mis problemas en paz y tranquilidad; y esto puede ocurrirle a todos.
Por eso creo que la gratitud sí mejora la salud del corazón – ¡la salud física y mental! (http://www.diariolaprimeraperu.com/)
Leide Lessa es maestra y conferenciante de la Ciencia Cristiana y escribe sobre salud y espiritualidad. Twitter: @LeideLessa
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