A nivel mundial, una de cada 4.000 personas sufre retinosis pigmentaria. Esta afecta a los fotorreceptores de la retina, principalmente a los bastones, responsables de la visión nocturna o con luz tenue.
Un equipo de investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad CEU Cardenal Herrera ha estudiado los efectos de la administración de la progesterona -hormona principalmente involucrada en el embarazo, la embriogénesis y el ciclo menstrual- en la retinosis pigmentaria, una enfermedad rara de carácter neurodegenerativo que puede provocar ceguera y para la que aún no existe tratamiento. Según los resultados obtenidos en modelos animales en la investigación realizada en la CEU-UCH, la administración oral de progesterona actúa en diversos niveles retrasando la muerte de los neurorreceptores de la retina y con ello, la pérdida de visión que causa esta enfermedad rara de carácter hereditario.
Según explica la profesora del Grado en Farmacia de la CEU-UCH María Miranda, que ha liderado el equipo investigador, algunos estudios recientes han demostrado la capacidad neuroprotectora de la progesterona en casos de trauma cerebral agudo en modelos experimentales animales, ya que esta hormona no solo se sintetiza en los ovarios, sino también en el sistema nervioso central en hombres y mujeres. “Por eso, decidimos estudiar su administración en la retinosis pigmentaria, una enfermedad poco frecuente, en línea con la atención que nuestra Universidad presta a este tipo de enfermedades”. Este año la CEU-UCH es sede del Obser, el Observatorio de Enfermedades Raras de FEDER (Federación Española de Enfermedades Raras).
La profesora Miranda añade: “Queríamos no solo confirmar este efecto neuroprotector para la retinosis pigmentaria, sino también la capacidad de la progesterona para reducir el efecto de los radicales libres e incrementar las defensas antioxidantes, reduciendo el estrés oxidativo y otros mecanismos de neuroprotección que pudieran frenar el avance de la enfermedad, que constituye la principal causa de ceguera en la población laboralmente activa en los países desarrollados y que actualmente no tiene cura”.
Principales resultados
En el estudio realizado en la CEU-UCH, se administró progesterona por vía oral a ratones, en dosis de 100 miligramos por kilo de peso. Solo 8 días después del inicio del tratamiento por vía oral con progesterona, se observó un aumento en la respuesta del electrorretinograma y una reducción de la gliosis, factor esencial para frenar la enfermedad y el deterioro de la visión que produce. También se detectó una significativa reducción de las concentraciones de glutamato en la retina, entre otros efectos. “En definitiva, hemos podido comprobar cómo esta hormona actúa en múltiples niveles para retrasar la muerte de los fotorreceptores de la retina”, destaca la profesora de la CEU-UCH María Miranda.
A nivel mundial, una de cada 4.000 personas sufre retinosis pigmentaria. Esta afecta a los fotorreceptores de la retina, principalmente a los bastones, responsables de la visión nocturna o con luz tenue. Sin embargo, una vez que los bastones han degenerado, los conos -responsables de la visión diurna y la principal fuente de visión en los seres humanos- también mueren, lo que lleva a la ceguera completa.
La profesora María Miranda es la investigadora principal del Grupo “Estrategias terapéuticas en patologías oculares” de la CEU-UCH, dedicado especialmente a la búsqueda de nuevas terapias para las enfermedades degenerativas que afectan al sistema visual, como la retinosis pigmentaria y la retinopatía diabética. En este estudio sobre la progesterona, la profesora María Miranda ha liderado al equipo formado por Rosa López Pedrajas, profesora del Departamento de Ciencias Biomédicas de la CEU-UCH; Violeta Sánchez Vallejo y Soledad Benlloch, ayudantes de investigación del Instituto de Ciencias Biomédicas de la CEU-UCH, y el profesor Francisco Javier Romero, de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Valencia. DiCYT
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