NC&T) La investigación, llevada a cabo por científicos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) en Boulder, Colorado, demuestra que los tejados blancos, al menos en teoría, pueden constituir un método eficaz para reducir la temperatura urbana.
Sin embargo, tal como indica Keith Oleson, científico del NCAR, principal investigador del estudio, falta por ver si realmente es factible para las ciudades pintar sus tejados de blanco, aunque la idea ciertamente justifica una investigación más amplia.
Obreros pintando un tejado de blanco. (Foto: Maria Jose-Vinas, American Geophysical Union)
Las ciudades son particularmente vulnerables al Calentamiento Global porque ya de por sí son más calurosas que las áreas rurales periféricas.Las carreteras asfaltadas, los tejados alquitranados, y otras superficies artificiales absorben calor del Sol, creando el efecto urbano conocido como "isla de calor", que puede hacer elevar las temperaturas entre aproximadamente 1 y 3 grados Celsius, o más, como promedio, en comparación con las áreas rurales.Los tejados blancos reflejarían algo de ese calor hacia el espacio, haciendo refrescar las temperaturas urbanas.
El equipo de investigación utilizó un modelo computacional desarrollado recientemente para simular la cantidad de radiación solar que es absorbida o reflejada por las superficies urbanas.
Las simulaciones del modelo, que presentan a los científicos los efectos aproximados del grado de absorción de radiación solar en diferentes tipos de ciudad en diversas partes del mundo, indican que, si cada tejado fuera pintado enteramente de blanco, el efecto urbano de isla de calor podría ser reducido en un 33 por ciento.
Y, como es previsible, la influencia refrescante sería particularmente notable durante el día, sobre todo en verano.
Los autores advierten que su investigación debería ser entendida como una mirada hipotética a paisajes urbanos típicos, y no a conjuntos reales de tejados de cualquier ciudad.
En el mundo real, el impacto refrescante podría ser algo menor, porque el polvo y el desgaste harían que la pintura blanca se oscureciera con el tiempo, y además algunas partes de los tejados podrían permanecer sin pintar por tener aberturas en ellas, relacionadas con la climatización u otras cuestiones.
Además, los tejados blancos podrían tener el efecto de enfriar el interior de las edificaciones, algo deseable en verano pero inadecuado en invierno. Como resultado, dependiendo del clima local, la cantidad de energía utilizada para la calefacción en invierno podría cambiar de un modo que llevase a consumir directa o indirectamente mayor cantidad de combustible fósil al año.
miércoles, 17 de marzo de 2010
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