Aunque usualmente se relaciona el cloro con la resequedad de la piel y los ojos enrojecidos tras pasar horas en una piscina, este químico no es el principal responsable.
La cloramina, un compuesto formado por la reacción química entre fluidos orgánicos (saliva, orina, insectos) y el cloro, es un derivado capaz de ocasionar no solo enrojecimiento de los ojos sino alergia, asma y otras afecciones respiratorias.
Además, según el estudio Environmental Science & Technology, adelantado por el profesor Ernest Blatchley, la cloramina también puede causar daños neuronales y cardíacos.
Los principales afectados por el compuesto serían los niños de entre seis y siete años debido a que estos chapotean en el agua y no nadan por lo que están más expuestos a ingerir partículas de agua con cloramina.
Horas después de realizar el primer tratamiento con cloro al agua de la piscina aparece la cloramina, que también es responsable del olor a desinfectante.
La única forma de acabar con este silencioso 'veneno' es añadiendo más cloro al agua, un proceso que debe realizarse cuidadosamente.
Redacción NTN24
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