Los niños que comen por capricho tienen más posibilidades de padecer ansiedad o trastornos men- tales, según ha mostrado un estudio realizado por in- vestigadores del Duke Center for Eating Disorders (Estados Unidos), cuyos resultados han sido publicados en la revista 'Pediatrics'.
Según la investigación, en la que se han analizado a 3.433 niños, más del 20% de los niños de 2 a 6 años no comen de todo y, de ellos, el 18 por ciento son exigentes con la comida y el tres por ciento son muy exigentes con lo que comen y ven limitada su capacidad para comer con los demás.
Así, los resultados han mostrado que los niños con ambos hábitos alimenticios selectivos moderados y severos mostraron síntomas de ansiedad y otros trastornos mentales. Además, los que eran más exigentes eran también dos veces más propensos de tener ansiedad generalizada.
Más del doble de padecer de presión
Asimismo, y aunque los niños que eran moderadamente caprichosos con la comida tenían una mayor probabilidad de padecer un trastorno psiquiátrico, los que no comían apenas nada tenían más del doble de posibilidades de tener depresión.
El estudio ha mostrado también la actitud de los padres, quienes están en permanente conflictos con sus hijos para que coman y no lo consiguen. Por ello, los expertos han destacado la importancia de llevar a cabo otras estrategias, al margen de las discusiones, para abordar el problema.
En este sentido, el autor de la investigación, Nancy Zucker, ha comentado que algunos menores pueden rechazar ciertas comidas porque han tenido alguna "mala experiencia" con el sabor, olor, textura y sabores.
Fuente: LaInformación
Asimismo, y aunque los niños que eran moderadamente caprichosos con la comida tenían una mayor probabilidad de padecer un trastorno psiquiátrico, los que no comían apenas nada tenían más del doble de posibilidades de tener depresión.
El estudio ha mostrado también la actitud de los padres, quienes están en permanente conflictos con sus hijos para que coman y no lo consiguen. Por ello, los expertos han destacado la importancia de llevar a cabo otras estrategias, al margen de las discusiones, para abordar el problema.
En este sentido, el autor de la investigación, Nancy Zucker, ha comentado que algunos menores pueden rechazar ciertas comidas porque han tenido alguna "mala experiencia" con el sabor, olor, textura y sabores.
Fuente: LaInformación
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