Del tamaño de una cuchara de té y flexible como una hoja de papel, “Gluno” brinda un análisis preciso e inmediato al colocarlo sobre los alimentos. Su estructura es de plástico biodegradable y las paletas de electrónica impresa pueden ser removibles y descartadas con facilidad.
Guillermo Meliseo (Agencia CTyS) - Pablo invita a salir a Valeria. Valeria Acepta. Pablo decide llevarla a un lujoso restaurante en Puerto Madero, aprovechando que su automóvil estaba listo en el taller. La noche pronosticaba buenos augurios para la reciente pareja que, en el día de los enamorados, se estaba formando. Pero un inconveniente menos pensado arruinó la romántica velada.
La comida que le habían servido a Valeria estaba preparada a base de harina, por lo que exigió al mesero un nuevo plato sin nada de T.A.C.C. El mozo se disculpó y le ofreció otro menú. Sin embargo, la incertidumbre y el miedo ya se habían apoderado de Valeria, por lo que se marchó sin probar bocado.
Historias como la de Valeria y Pablo hay muchas. Según un informe realizado por la Asociación Celíaca Argentina, en el país, 1 de cada 80 niños es celíaco y se estima que entre los adultos, 1 de cada 100 personas padece celiaquía. Además, el informe asegura que en la actualidad por cada celíaco diagnosticado hay 8 que desconocen su enfermedad.
Para hacerle frente a este problema, un grupo de diseñadores industriales de la Universidad Nacional de Buenos Aires desarrolló un dispositivo para detectar harina en los alimentos. En diálogo con la Agencia CTyS, la diseñadora industrial por UBA, Jimena Mardones Buet, explicó que “el proyecto está pensado para las personas que sufren celiaquía y que no pueden darse el lujo de comer en cualquier lugar por temor a descomponerse. En este caso, Gluno les permitiría hacer una revisión de la comida antes de ingerirla”.
El aparato funciona a partir de la electrónica impresa, es decir, una nueva tecnología que posibilita imprimir sensores, baterías, displays luminosos y antenas en envases, etiquetas o productos determinados. Además, cuenta con una paleta descartable donde lleva impreso electrodos y anticuerpos que son los responsables de detectar el gluten. La reacción química solo puede producirse una sola vez, por lo que las paletas deben ser removidas cada vez que se desee realizar un análisis.
“Gluno es un híbrido que funciona con electrónica convencional e impresa, por ello es que lleva una pila alcalina y cintas con propiedades electromagnéticas ligadas a las paletas”, contó Mardones Buet, tras agregar que “la ventaja que tiene es que es una tecnología muy flexible y puede ser aplicada sobre superficies tan livianas como los alimentos. Justamente, este tipo de tecnología también es utilizada con frecuencia en las etiquetas inteligentes que muchas veces vemos en productos publicitarios”.
La experta sostuvo que el proyecto vendría a ser como la jeringa que utilizan los insulinodependientes, ya que el tamaño de Gluno es similar al de una cuchara de té y su estructura, de polipropileno, puede ser guardado en el bolsillo del caballero, la cartera de la dama o en la mochila para los más pequeños. “La realidad es que la contaminación en un plato de comida puede ser muy mínima, tal vez uno cocina y del repasador se cae una miguita y eso le ocasiona una descompostura terrible a una persona celíaca”, reflexiona la ingeniera.
El grupo de investigación y desarrollo, integrado por Jimena Mardones Buet, Hector Pablo Mendez y Teresa Dutari, presentó el trabajo al concurso INNOVAR 2014 a la creatividad y contó con la asesoría de la Fundación Gutemberg, quién les brindó información y material para utilizar la aplicación de los sensores electromagnéticos.
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