Desde aprender a elegir los alimentos hasta entender los límites que hay que respetar. Aspectos que no se pueden dejar de lado a la hora de encarar la crianza de los hijos.
A propósito del Día del Niño, la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) busca generar una toma de conciencia sobre el riesgo que representa el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes.
Se trata de un flagelo que ya afecta a millones de chicos en todo el mundo y que es fácilmente prevenible a partir de la adopción de estilos de vida más saludables.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de lactantes y niños pequeños (de 0 a 5 años) que padecen sobrepeso u obesidad aumentó a 42 millones en 2013. En los países en desarrollo, su prevalencia entre los niños en edad preescolar supera el 30%.
Cifras más que preocupantes si se tienen en cuenta los datos arrojados por la Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación (de 2013), que detalla que seis de cada diez personas registraron exceso de peso y dos de cada diez, obesidad, lo que significa un aumento del 42,5% de la prevalencia de obesidad respecto de 2005.
"Estos datos evidencian que sin una intervención a tiempo, los lactantes y niños obesos tienen altas probabilidades de mantener el sobrepeso durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta con los riesgos que esto implica", alertó la licenciada en Nutrición María Florencia Roa, de la FCA.
En ese sentido, la especialista comentó que la obesidad infantil está asociada a una amplia gama de complicaciones de salud graves y a un creciente riesgo de contraer enfermedades prematuramente, entre ellas, diabetes y cardiopatías.
"Por eso, la prevención resulta fundamental, siendo los entornos más inmediatos del niño, como la escuela y la comunidad, indispensables para influir positivamente en las decisiones que tomen los adultos respecto de su alimentación y estilo de vida", justificó.
Los alimentos más saludables y la práctica regular de actividad física son opciones sencillas de tomar, y permiten prevenir la obesidad, sostuvo Roa.
APUESTA A FUTURO
Mantener una alimentación saludable desde pequeños permite prevenir el futuro desarrollo de factores de riesgo cardiovascular, como la obesidad; y asegura una buena base para la edad adulta. "Por este motivo, siempre recomendamos comer con moderación e incluir alimentos variados en cada comida", subrayó la nutricionista.
"En esto, el rol de los grandes resulta crucial para educar y dar a conocer a los niños todo lo que la naturaleza nos ofrece, una variedad de alimentos, tanto vegetales como animales, que contienen todas las sustancias que nuestro cuerpo necesita", agregó.
Sin embargo, la profesional apuntó que generalmente utilizamos muy pocos de ellos, realizamos desayunos incompletos o los suprimimos, concentramos muchos alimentos en una sola comida y hacemos poca actividad física.
En ese sentido, sugirió que una buena estrategia para que toda la familia pueda mantener una alimentación completa y equilibrada es conocer los alimentos que constituyen la pirámide nutricional, en la que se encuentran los seis grupos de "alimentos fuente":
* Grupo de cereales y derivados: son fuente principal de hidratos de carbono y proveen energía. Aquí se encuentra el arroz, avena, cebada, maíz y trigo. Los alimentos de este grupo poseen sustancias nutritivas y útiles. Al combinarlos entre sí o con otros, estas sustancias aumentan su valor.
* Grupo de frutas y verduras: son fuente principal de Vitamina A y C, de fibra y sustancias minerales como potasio y magnesio. Ayudan a utilizar mejor la energía de los alimentos y reponerse de la actividad física. Entre ellos, se encuentran todos los vegetales y frutas. Se recomienda ingerirlos diariamente, en todo tipo y color; y hay que recordar que cinco porciones de frutas y verduras por día ayudan a no enfermarse.
* Grupo de lácteos: ofrecen proteínas completas y son fuente principal de calcio, que protege los huesos y dientes. Entre ellos se encuentra la leche, queso (de todo tipo) y yogur. Consumirlos diariamente es necesario en todas las edades.
* Grupo de carnes y huevos: brindan las mejores proteínas que sirven para el crecimiento. Además, son fuente principal de hierro, elemento muy importante para el desarrollo del cerebro. Integran este grupo las carnes de animales, aves, pescados y frutos de mar.
* Grupo de grasas y aceites: son la fuente de energía más concentrada, ayudan a mantener sanas las arterias y el corazón. También, aportan vitamina E que defienden de muchas enfermedades. Aquí se encuentra el aceite de oliva, nueces, almendras y aceite de maíz.
* Grupo de azúcares y dulces: dan energía y son agradables por su sabor, pero no ofrecen sustancias nutritivas indispensables y por eso se recomienda comerlos ocasionalmente. Entre ellos se encuentran los dulces, miel, azúcar de mesa, golosinas, facturas, galletitas gaseosas o jugos. Es importante recordar que pueden producir sobrepeso, obesidad y caries.
"Por último, es importante que los niños tengan presente la importancia del agua -vital para el ser humano porque transporta sustancias esenciales- y de la actividad física como pilares para una vida saludable. Una buena alimentación combinada con ejercicio diario ayuda a sentirse bien y a mantener un peso adecuado, favorece al funcionamiento general del cuerpo, nos da fuerza en los músculos, aporta vitalidad, y ayuda a que respiremos mejor", enfatizó Roa.
BUENA CRIANZA
Además de la alimentación saludable y la promoción de la actividad física, la crianza de un niño sano involucra otros aspectos. "Existen funciones de quienes crían a un niño, que puede ser la madre el padre o quien ejerza los cuidados que son indispensables para este recorrido; son las funciones afectivas (maternas) y normativas (paternas)", señala en un documento, titulado "Límites y crianza", el Comité de Familia y Salud Mental de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
"Las funciones afectivas, son las de contacto, de alimentación, abrigo, cariño, las más ligadas al "sí". En tanto, las funciones normativas, son las de control de sus impulsos, diferencian la fantasía de la realidad, lo protegen de los peligros que correría si todo fuera "sí". Están más ligadas al "no". Son más difíciles y requieren más amor porque no son ideales sino que ayudan a proteger y socializar", precisa el texto.
Si bien culturalmente las funciones afectivas estuvieron vinculadas a las mujeres y las normativas a los hombres, los expertos de la SAP aclaran que ambas pueden ser ejercidas por padre o madre por igual.
Lo que sí resulta fundamental es que "los cuidadores, si son dos o más, estén de acuerdo entre sí sobre los lineamientos a seguir en la crianza; no solo superficialmente sino que hagan reales acuerdos sobre estas cuestiones".
En ese sentido, los miembros del Comité de Familia y Salud Mental de la SAP, apunta que cada uno trae de sus propios hogares formas de funcionamiento, maneras de ejercer la justicia o la injusticia, "requieren entonces estas formas ser reconocidas y elegir entre ellos la manera en que ejercerá la crianza".
LIMITES QUE PROTEGEN
Por otra parte, el equipo de profesionales recuerda que los límites son "barreras protectoras, acolchados amortiguadores, filtros para disminuir los riesgos, defensas".
No obstante, hacen hincapié en que las amenazas, los castigos o exageraciones de los peligros no son útiles en la tarea paulatina, que ayuda a conectarse con el mundo circundante a los niños.
"Los caprichos y las dictaduras infantiles se presentan cuando quienes los cuidan no pueden contener ni enfrentar las manifestaciones de disgusto de un niño que no tolera ser frustrado y entonces no sostienen lo que han dicho", describen.
"Los adultos que suponen, por sus propias frustraciones e inseguridad, que los niños no deben sufrir ninguna, sacrifican su propia idea, pensando que lo benefician. Así el niño aprende que puede conseguir lo que quiere con sus caprichos y su llanto. Cuanto más grande el escándalo más rápido conseguirá lo que quiere", añaden.
La situación se agrava y entonces se recurre a soluciones polares, negativa irracional, castigo, retos, negociaciones, muchas veces inadecuadas. El límite necesario sin duda, llega tarde y es inadecuado.
"Los niños pueden incorporar de a poco el hecho de que no pueden conseguir todo y en el momento, y esto depende de adultos que puedan tolerar los caprichos del niño y sus propias inseguridades", remarcan.
Asimismo, los profesionales de la SAP sostienen que una verdadera situación problemática es la de someter a los niños a una educación muy severa, despótica.
"Pensar que la fuerza es más importante que el razonamiento dejaría en el niño una deuda para toda la vida, con consecuencias serias en muchas aéreas de funcionamiento de cada persona. Y es que la forma que adquiere la educación es muy importante para la vida futura", insisten.
ADOLESCENCIA
Según este equipo de especialistas, en la adolescencia se comprueba si lo que se hizo en materia de límites, en relación a la posibilidad de nuestros niños de cuidarse por ellos mismos, fue adecuado.
"Es una etapa de contactarse con todo lo adquirido y con la idea acerca de sí mismos y de sus padres o cuidadores", describen, para luego agregar: "Entonces elegirán lo que les conviene y sería lo mejor que podamos estar en sus decisiones con cariño y tolerancia".
Por último, recuerdan que a lo largo del desarrollo infantil pueden surgir problemáticas de todo tipo y que éstas pueden ser una oportunidad para rehacer lo que no se ha podido hacer adecuadamente antes. (La Prensa)
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