Luchar contra la gripe es como jugar a la lotería: una cuestión de azar. Anualmente, los investigadores deben decidir con antelación qué cepa del virus podría ser la causante de una enfermedad que llega a afectar al 10% de la población a nivel mundial, causando entre 250.000 y 500.000 muertes cada año.
Si la elección de la cepa vírica es correcta, la vacuna anual desarrollada será capaz de conferir protección a un 50-60% de la población. Pero como sucede en cualquier apuesta, nuestras decisiones no siempre son las más adecuadas. Durante el pasado invierno, el virus de la gripe ganó la partida a la comunidad científica, ya que sólo conseguimos reducir el riesgo de contraer la infección en un 23%, según datos del Centers for Disease Control and Prevention (CDC).
El virus que cambia muy rápido
Por estos motivos, la búsqueda de una vacuna universal contra la gripe es uno de los grandes retos de la medicina. Sin embargo, el virus que causa esta infección se caracteriza por mutar rápidamente, dificultando su reconocimiento por parte de nuestras defensas. Estos cambios también impiden que exista una única vacuna que confiera inmunidad total contra la gripe.
Según explica Juan Ortín, investigador del Centro Nacional de Biotecnología, la gripe puede ser definida como "una enfermedad constante causada por un virus siempre variable". Esta gran variabilidad provocó la muerte de entre 40 y 100 millones de personas en el siglo XX, teniendo en cuenta únicamente las pandemias de 1918, 1957, 1968 y 1977.
Hoy en día sabemos que los virus gripales pertenecen a la familia Orthomyxoviridae, y que en el caso de las infecciones humanas, nos solemos encontrar con virus de tipo A. ¿Pero cómo distinguir las decenas de cepas que podemos encontrarnos? Los investigadores han clasificado a los virus de la gripe en función de dos proteínas de su superficie, conocidas como hemaglutinina (HA) y neuraminidasa (NA). Hasta el momento se han identificado 16 variantes de glicoproteína HA y 9 de NA. Las diferentes combinaciones de hemaglutinina y neuraminidasa dan lugar a la gran diversidad de virus de la gripe a la que tenemos que hacer frente anualmente.
Teniendo en cuenta la enorme diversidad antigénica del virus de la gripe, ¿será posible lograr algún día una vacuna que confiera protección total? Una nueva investigación, publicada hoy en Nature Medicine, nos acerca esta posibilidad gracias al uso de la nanotecnología.
En su estudio, científicos del National Institute of Allergy and Infectious Diseases de Estados Unidos han probado una nueva vacuna que podría "esquivar" las mutaciones genéticas del virus. Para ello, los investigadores se fijaron en la parte no variable de la hemaglutinina del virus H1N1. Esta zona de la molécula suele permanecer más estable que otras regiones de la proteína, motivo por el cual podría ofrecernos una protección más universal que otro tipo de vacunas.
Para mejorar la inmunogenicidad de su vacuna, los científicos decidieron emplear nanopartículas que se ensamblaran de forma autónoma, y que contendrían los dominios estables de la proteína H1. Tras vacunar a los ratones y hurones empleados en el estudio, los investigadores les administraron una dosis letal del virus H5N1. La nueva vacuna basada en nanopartículas logró inmunizar a los animales, con una eficacia mayor que la actual vacuna inactivada contra la influenza de tipo tetravalente, empleada durante la campaña de vacunación de 2014 y 2015.
Gracias a este trabajo, los investigadores vieron que la vacuna desarrollada era capaz de conferir protección heterotípica. En otras palabras, una única vacuna inmunizaba a las dos especies de animales estudiadas frente a varios subtipos de virus de la gripe, lo que podría acercarnos a la deseada vacuna universal contra la gripe.
Además de estos resultados, otro estudio publicado hoy en Science también emplea la misma estrategia: desarrollar vacunas basadas en la parte estable de la proteína HA del virus. La idea se basa en conferir inmunidad esquivando al mismo tiempo las rápidas mutaciones que caracterizan a este virus. En este segundo caso, la vacuna pareció ser efectiva para proteger a ratones y monos del ataque de la gripe. Los resultados de estas dos investigaciones, a pesar de sus conclusiones preliminares, podrían evitar que en el futuro nuestra lucha contra esta infección dependa del azar.
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