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“Mapa de síntomas” que indica la gama de síntomas físicos, efectos negativos de tipo emocional y social, y otras circunstancias específicas de la enfermedad, que experimentan las personas que han sufrido ataques de diverticulitis. (Imagen: UCLA) |
Conforme envejecen, muchas personas desarrollan diverticulosis, que consiste en pequeñas bolsas que se forman en el revestimiento del colon. Más del 50% de las personas mayores de 60 años tienen esas bolsas, pero normalmente no les causan problemas. De forma ocasional, las bolsas se inflaman, lo que produce diverticulitis, con el resultado de una infección y un fuerte dolor abdominal. Los médicos suelen tratar esta dolencia con antibióticos, o en casos más severos con cirugía.
Se ha venido creyendo desde hace tiempo, que la enfermedad solo da problemas durante el episodio de diverticulitis, y que, una vez cesa este, se acaban las molestias para siempre o hasta el próximo ataque de diverticulitis. Sin embargo, según los resultados de una nueva investigación, eso no es cierto para todo el mundo. Algunos pacientes experimentan síntomas continuamente, aunque no padezcan un ataque de diverticulitis.
En un estudio anterior (http://noticiasdelaciencia.com/not/8396/), el Dr. Brennan Spiegel, de la Universidad de California en la ciudad estadounidense de Los Ángeles (UCLA), y sus colegas hallaron que las personas que sufren diverticulitis tienen un riesgo cuatro veces superior de desarrollar una dolencia llamada síndrome del intestino irritable post-diverticulitis después de su enfermedad, y que los pacientes padecen ansiedad y depresión mucho después del ataque inicial. Sin embargo, ese estudio se basaba en la información de una base de datos de más de 1.000 pacientes y no en testimonios personales de personas que vivían con la sombra de la diverticulitis.
En su investigación más reciente, el equipo de Spiegel entrevistó a personas que habían sufrido previamente diverticulitis, y se ha confirmado que muchos sufren síntomas físicos y psicológicos semanas, meses e incluso años después de un ataque agudo de diverticulitis. Estos pacientes describieron sensaciones de miedo, ansiedad y depresión, y confesaron haber quedado marcados por la dolencia. Los entrevistados afirmaron también que viven con el miedo constante a tener otro ataque, que tienen miedo de viajar y que se sienten socialmente aislados debido a no poder llevar una vida normal. Paralelamente, muchos pacientes continúan experimentando síntomas físicos molestos tales como hinchazón, heces acuosas, dolor abdominal, una evacuación incompleta y nauseas, todo lo cual contribuye a minar su estado de ánimo y a dificultar que puedan volver a llevar una vida normal.
Estos llamativos hallazgos se añaden a evidencias crecientes de que, para algunos pacientes, la diverticulitis va más allá de ataques aislados y que puede dar lugar a una dolencia crónica que imita al síndrome del intestino irritable.
Los resultados del nuevo estudio confirman pues que muchas personas sufren en silencio y tienen severos problemas de calidad de vida mucho después de un ataque agudo de diverticulitis. Esta confirmación de la existencia de muchos de tales casos debería ayudar a identificarlos mejor y a buscar el tratamiento médico más adecuado. (NCYT)
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