
Ahora, científicos del Instituto de Neurociencias de Alicante, podrían haber desvelado el misterio: al mirar esta obra de arte, nuestros ojos envían señales mezcladas al cerebro, que las interpreta de forma distinta cada vez.
Según los investigadores, en la retina de los ojos diversas células transmiten distintas categorías de información, o “canales”, hacia el cerebro. Estos canales codifican datos sobre el tamaño de un objeto, su claridad, brillo y ubicación en el campo visual.
Los datos ópticos que llegan de la Mona Lisa dependen de factores como la distancia a la pintura, el tamaño de sus reproducciones, el brillo que se les dé a éstas y en qué partes, la dirección de la mirada o el tiempo de observación.
Según los investigadores, esto se debe a que el propio Leonardo pretendió con su obra sembrar la confusión en los cerebros de los espectadores, dado que buscaba representar expresiones dinámicas, como las que vemos en la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario