En un nuevo ataque a la privacidad y al libre desenvolvimiento de los países que fue informado por fuentes cercanas a Edward Snowden, la NSA y el gobierno de los Estados Unidos quedaron expuestos como protagonistas de un espionaje sistemático a presidentes de países con los que tienen relaciones ambiguas. En este caso se supo que Estados Unidos espió al presidente de México a través de la NSA, así como también a la de Brasil.
Así como pasa con los vecinos que todos tenemos, la cercanía de un país con otro no implica que haya una amistad o que las cosas marchen bien entre ambos. En general se podría decir que pasa lo contrario, especialmente cuando hay diferencias tan grandes entre ellos tanto a nivel cultural como económico. La historia de México y Estados Unidos nos habla de una relación de amor-odio, pero que en cuanto el país de Lincoln se pone en paranoico, se intensifica por el lado negativo. En un nuevo hecho que habla sobre la naturaleza de esta relación, el gobierno de los Estados Unidos ha demostrado, otra vez, no tener respeto alguno por la privacidad y durante 2010 ha espiado elcorreo electrónico del presidente de México, Felipe Calderón.
Publicado en Der Spiegel, un importante periódico alemán, el artículo indica que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) ha estado llevando adelante una intensa labor de espionaje al gobierno de México a través de un proyecto especial llamado TAO (Tailored Access Operations). Este protocolo se utiliza para denominar a “las prácticas especiales que se utilizan en objetivos especiales”. La categoría incluye, entre otras cosas, la vigilancia exhaustiva de su país vecino a través del correo electrónico de su presidente en funciones. En el informe secreto que fue develado por una fuente cercana a Edward Snowden, que era clasificado como operación Flatliquid, se decía que TAO había explotar satisfactoriamente una contraseña y que había obtenido acceso al correo presidencial. Este correo, a lo largo de 2010, también fue utilizado por miembros del gabinete y contenía “comunicaciones diplomáticas, económicas y de liderazgo que sirvieron para proporcionar información sobre el sistema político de México y la estabilidad interna.”
Esta no es la primera vez que Estados Unidos es puesto en evidencia por espiar a un presidente, pues esto viene ya desde hace décadas. Por eso el gobierno mexicano publicó un comunicado mostrando su malestar ante esta situación, que agrava el panorama porque ya se sabía que el gobierno de Obama había espiado y controlado la campaña de Peña Nieto. El comunicado expresa que: El Gobierno de México reitera su categórica condena a la violación de la privacidad de las comunicaciones de instituciones y ciudadanos mexicanos. Esta práctica es inaceptable, ilegítima y contraria al derecho mexicano y al derecho internacional.
Sumado a esta lamentable prueba más de la desconfianza patológica que ya tienen la oficina de los Estados Unidos, sea quien sea que la administre, el informe secreto reveló que la presidente de Brasil, Dilma Rousseff también fue espiada utilizando un método similar y los resultados le dieron a la NSA una lista de “objetivos de alto nivel dentro del círculo íntimo de Rousseff”. Se supo también que para estos objetivos la NSA y la CIA en conjunto trabajan con un sistema de prioridades, y que por ejemplo México tiene prioridad 1 en relación a la producción y venta de drogas, mientras que se encuentra con prioridad 3 en cuanto a liderazgo del país. Lo mismo sucede con Brasil, cuyo plan nuclear se encuentra con prioridad 2. Extraño, pues también se reportó que la NSA espió los correos y las comunicaciones de los representantes y directivos de Petrobras, la corporación petrolera que maneja enormes reservas de petróleo y en la que el gobierno brasilero tiene gran parte de las acciones.
Los motivos detrás de estas violaciones al derecho humano de la privacidad de los afectados y al derecho internacional de los países a no ser espiados por otro hablan de la impunidad con la que se mueve Estados Unidos a través de su gobierno y la estructura de espionaje cibernético que tiene, oculta y luego defiende. Imaginemos que quien haya espiado a México hubiera sido Irán, Rusia o China. ¿Qué hubiera dicho Estados Unidos al respecto? ¿Cómo hubiera reaccionado la comunidad internacional ante el hecho? Desde la NSA se dice que los motivos de estos espionajes no son económicos, sino de seguridad nacional. El mundo entero hoy le contesta que no hay excusa que valga, y mucho menos las mentiras. DerSpiegel
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