A pesar de sus esfuerzos, muchas personas que padecen obesidad mórbida siguen consumiendo demasiada comida (hiperfagia) en comparación con las reservas que tienen o con sus necesidades. Sin embargo, la hormona del hambre, llamada grelina, habitualmente se encuentra en niveles normales o incluso más bajos en estos pacientes.
Un equipo del Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale (Inserm) en Francia, logró explicar cómo se produce este mecanismo que causa la hiperfagia paradójica: ciertos anticuerpos tienen una afinidad mayor por la grelina en pacientes obesos, lo cual lleva a una mayor estimulación del apetito.
Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Nature Communications del viernes últimos.
Normalmente el control adecuado del peso y de la ingesta de alimentos es coordinado por una parte del cerebro especializada (el hipotálamo). Esta se ocupa de ajustar la ingesta de comida de acuerdo a las reservas y necesidades del organismo. De esta manera, luego de un período de ingesta excesiva de comida y de aumento de peso, una persona saludable tenderá espontáneamente a reducir la cantidad de alimentos que ingiere durante un tiempo para volver a su peso anterior.
En muchos de los pacientes con obesidad mórbida este mecanismo falla: a pesar de sus esfuerzos, continúan consumiendo demasiada comida, lo cual contribuye a mantener un mayor peso o incluso aumentarlo aún más. No obstante, sus cerebros toman la información de esta “sobrealimentación” y reducen la ingesta de comida para fomentar la pérdida de peso. Esta observación resulta sorprendente dado que la hormona del hambre grelina, que es producida por el estómago y actúa sobre el hipotálamo, con frecuencia se encuentra en niveles normales o incluso más bajos en los pacientes obesos.
El estudio, llevado adelante por Sergueï Fetissov y el equipo del Inserm, revela el mecanismo molecular por el cual se produce esta hiperfagia paradójica.
Los investigadores advirtieron la presencia de anticuerpos específicos, o inmunoglobulinas, en la sangre de los pacientes obesos. Son anticuerpos que reconocen a la grelina y regulan el apetito.
Al unirse a la grelina, las inmunoglobulinas protegen a la hormona del hambre para que no sean rotas rápidamente en el torrente sanguíneo. De este modo, la grelina puede actuar durante más tiempo en el cerebro y estimular el apetito.
“Las inmunoglobulinas tienen propiedades diferentes en los pacientes obesos” , explica Serguï Fetissov, quien añade: “Son atraídas más fuertemente por la grelina que en personas con un peso normal o en pacientes anoréxicos. Esta diferencia en la ‘afinidad’ es la que permite que las inmunoglobulinas transporten más grelina al cerebro y potencien su acción estimuladora de la ingesta de comida”.
“Nuestro descubrimiento abre una nueva vía para diseñar tratamientos que actúen sobre la base de este mecanismo con el objeto de reducir la hiperfagia que se observa en ciertos casos de obesidad” , enfatiza Pierre Déchelotte, director de la unidad conjunta Inserm/Universidad de Rouen. Doctor+Vid
jueves, 31 de octubre de 2013
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